La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Cuaresma 2013 Edición

Elevemos el corazón hacia Dios

Un examen de conciencia para la Cuaresma

Elevemos el corazón hacia Dios: Un examen de conciencia para la Cuaresma

Si quieres que tus oraciones “vuelen” hacia Dios, dales las dos alas del ayuno y la limosna.

En esta Cuaresma, cuando te prepares para el Sacramento de la Reconciliación, piensa de qué manera se demuestran en tu vida las virtudes de la humildad y la confianza en Dios que son la esencia del ayuno, la oración y la limosna. ¿Has podido hacer la voluntad de Dios antes que la tuya, o no lo has logrado? Y, más importante aún, en tus actitudes y palabras, ¿te has asemejado más a Cristo, que vivió completamente para Dios y los demás y no para sí mismo?

Jesús “se fue al cerro a orar” (Marcos 6,46)

¿Me he desentendido algunas veces de manera sutil (o no tan sutil) de mi relación con Dios?

¿He dejado tiempo cada día para rezar y encontrarme con Dios? ¿Leo cada día la Palabra de Dios en la Escritura, reflexiono en ella y la pongo en práctica?

¿Considero importante dedicarle el domingo a Dios y también los días de guardar yendo a Misa y haciendo un esfuerzo especial de buscar al Señor y compartir con mi familia?

“Vuélvanse a mí de todo corazón. ¡Ayunen, griten y lloren!” (Joel 2,12)

¿Hay partes de mi persona que no le entrego a Dios, aspectos secretos que no quiero exponer bajo su luz y su amor?

¿Hasta qué punto confío en el Señor para sentirme seguro, en comparación con la seguridad que me hacen sentir el dinero, las posesiones, las relaciones personales u otras cosas?

¿Me he dejado llevar por pensamientos impuros para obtener satisfacción personal? ¿Los he puesto en práctica?

“El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia… que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa” (Isaías 58,6-7)

¿Hago todo lo que puedo para expresar mi oposición a la injusticia y el aborto y mi deseo de ayudar a proteger a los niños no nacidos, los pobres y los indefensos? ¿Ha habido ocasiones recientes en las que no he seguido la guía del Espíritu Santo en esto?

¿Hay ocasiones en que he sido indiferente con las personas necesitadas que Dios ha puesto en mi camino? ¿Me he negado a poner sus necesidades antes que las mías?

¿Hay alguien a quien no haya tratado con el respeto y la dignidad que merece como hijo o hija de Dios?

“Da limosna de lo que tengas” (Tobit 4,7)

¿He administrado bien los dones que Dios me ha concedido? ¿Los he usado para su gloria?

¿Contribuyo de buena voluntad al trabajo de mi parroquia y de las entidades que atienden a los necesitados? ¿O he sido tacaño con mi tiempo y mis talentos?

¿Hay situaciones en las cuales no he querido dar la “limosna” del perdón a quien me ha ofendido? ¿Hay alguien a quien yo tenga que perdonar? ¿Alguien a quien tenga que pedirle perdón?

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