Amoris laetitia: La alegría del amor
Comentarios sobre la exhortación apostólica del Papa Francisco
La Santa Sede publicó la exhortación apostólica Amoris laetitia (AL), “La alegría del amor: Sobre el amor en la familia”, fruto de los Sínodos celebrados en 2014 y 2015 y que, entre otras cosas, reafirma que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, y llama a los sacerdotes y agentes pastorales a acompañar a los fieles en situación irregular para que sepan que son parte de la Iglesia y se sientan como tales.
El Arzobispo de Denver, Mons. Samuel J. Aquila, ha dicho que esta exhortación del Papa Francisco acerca del matrimonio y la familia es “tanto relevante como importante para nuestro tiempo”, advirtiendo también que merece un estudio detallado y una reflexión cuidadosa.
El documento, publicado el 8 de abril, es la conclusión de un proceso sinodal de dos años en el que se reunieron cientos de obispos junto con el Papa para tratar asuntos relacionados con el matrimonio y la familia.
¿Cuál es su importancia? “El Papa Francisco ha dado a la Iglesia una profunda reflexión sobre el matrimonio cristiano, las complejidades de las relaciones humanas y las luchas que enfrentan las personas en la sociedad moderna”, comentó el Arzobispo Aquila.
También señaló que “si bien muchos comentaristas y analistas darán a conocer sus interpretaciones en los medios de comunicación en los próximos días” el consejo del Santo Padre es leer cuidadosamente la exhortación. El Arzobispo Aquila dijo que planea compartir su pensar acerca del documento “después de una cuidadosa reflexión y consideración.”
La carta es “tanto relevante como importante para nuestro tiempo”, comentó el Arzobispo, agregando que se siente “agradecido por sus reflexiones [del Papa] sobre el amor en la familia”.
Debido a que es un documento extenso, con cerca de 270 páginas, a continuación presentamos algunas claves que la Santa Sede ha brindado para ayudar a su lectura y comprensión.
¿Qué novedad trae la exhortación Amoris laetitia? La novedad de esta exhortación es la actitud de acompañamiento. El Papa Francisco, al igual que sus predecesores, reconoce la complejidad de la vida familiar moderna, pero acentúa mucho más la necesidad de que la Iglesia y sus ministros estén cerca de las personas sin importar la situación en que se encuentren o lo alejados que se sientan de la Iglesia. Amoris laetitia no es un texto teórico desconectado de los problemas reales de la gente.
El documento también recuerda la belleza de la vida familiar, a pesar de todos los problemas que ésta conlleva. El Santo Padre expresa que formar una familia significa ser parte del sueño de Dios, uniéndose a él en la construcción de un mundo “donde nadie se sienta solo.”
¿Es un documento para todos los católicos o solo para los expertos? Amoris laetitia es una lectura esencial para los obispos, sacerdotes y agentes de la pastoral familiar. Sin embargo, el Papa Francisco señala en la introducción que nadie debería precipitarse en su lectura y recomienda que las personas presten atención a lo que corresponde más a sus necesidades. Por ejemplo, a las parejas casadas les interesará especialmente el capítulo IV sobre el amor en el matrimonio, la fecundidad y la educación de los hijos.
Como se aprecia en sus páginas, los lectores verán que el Papa Francisco, con su corazón de pastor, entra simple pero profundamente en las realidades cotidianas de la vida familiar.
Divorciados en nueva unión y comunión. El Sínodo señala que las discusiones sobre ganadores y perdedores no son productivas; lo que sí es productivo, en cambio, es dirigir una mirada profunda a la vida familiar, al matrimonio y al Pueblo de Dios, que se esfuerza por vivir su vocación en tiempos difíciles y complejos.
El capítulo VIII, “Acompañar, discernir e integrar la fragilidad”, analiza en profundidad que las reglas generales no se aplican estrictamente a cada situación en particular, y por eso es necesario tener en cuenta la complejidad de cada situación.
El Papa reconoce que todos deben sentirse desafiados por el capítulo VIII que, ciertamente, llama a los pastores y a los que trabajan en el apostolado de la familia a escuchar con sensibilidad a cualquier persona que se sienta herida y ayudarla a experimentar el amor incondicional de Dios.
El “discernimiento”. ¿Qué significa el discernimiento para el Papa Francisco? El discernimiento es un esfuerzo constante para abrirse a la Palabra de Dios que ilumina la realidad concreta de la vida cotidiana. El discernimiento nos lleva a ser dóciles al Espíritu. El Papa pide a los pastores y a los fieles que disciernan cuidadosamente cada situación concreta, pues no hay recetas fáciles, ni de “talla única”, ni excepciones rápidas y simples.
Sin embargo, el discernimiento no debe separarse de las exigencias de la verdad y la caridad del Evangelio, ni de las enseñanzas y de la tradición de la Iglesia. Hace falta humildad y una búsqueda sincera de la voluntad de Dios.
¿Qué ofrece Amoris laetitia a los católicos divorciados y vueltos a casar? Les da la garantía de que la Iglesia se preocupa por ellos y por su situación concreta; quiere que sepan y sientan que son parte de la Iglesia y que no están excomulgados. Aunque todavía no puedan participar plenamente en la vida sacramental de la Iglesia, les anima a tomar parte activa en la vida de la comunidad.
Un concepto clave de esta exhortación apostólica es la integración. Los pastores tienen que hacer todo lo posible para ayudar a las personas en estas situaciones a involucrarse en la vida de la comunidad.
Además, señala que cualquier persona que se encuentre en una situación llamada “irregular” debería recibir una atención especial. “Ayudar a sanar las heridas de los padres y ayudarles espiritualmente es un bien también para los hijos, quienes necesitan el rostro familiar de la Iglesia que los apoye en esta experiencia traumática” (AL 246).
Uniones homosexuales. La enseñanza de la Iglesia sigue siendo clara: el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y las uniones homosexuales no se pueden equiparar al matrimonio cristiano. El documento centra la atención en el matrimonio y la familia, pero también se dirige a las personas no casadas, como los padres y madres sin cónyuge, las viudas y viudos, los hombres y mujeres solteros, pues todos tienen lazos familiares.
Este documento ofrece esperanza en abundancia. No es una lista de reglas ni de condenas, sino un llamamiento a la aceptación y al acompañamiento, a la participación y a la integración. “El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la pidan con corazón sincero” (AL 296).
Fecundidad en el matrimonio. En varios acápites, este documento hace gran hincapié en que los hijos son un don de Dios y una gran alegría para los padres. También cita la encíclica Humanae vitae, reiterando que los cónyuges deben ser conscientes de sus obligaciones en relación con la paternidad responsable.
En último término, la decisión sobre el espaciamiento de los nacimientos “presupone un diálogo consensual entre los esposos” (AL 222). En este sentido, Amoris laetitia cita el Concilio Vaticano II, subrayando la importancia de la formación de la conciencia, en la que la persona se siente a solas con Dios. Además impulsa los métodos naturales de regulación de los nacimientos.
¿Cuál es el mayor desafío de Amoris laetitia? El mayor reto es que se lea sin prisas y se ponga en práctica. El texto formula propuestas a la Iglesia y a sus pastores para que acompañen a la familia, la integren, permanezcan cerca de cualquier persona que haya sufrido los efectos del amor herido. Por encima de todo, desafía a ser comprensivos frente a situaciones complejas y dolorosas.
El Papa Francisco quiere que nos acerquemos con compasión a quienes son frágiles, y no con juicios, para “entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura.”
Como es posible comprender a través de un rápido examen de sus contenidos, la exhortación apostólica Amoris laetitia no busca proponer un “ideal” de familia, sino confirmar con fuerza su rica y compleja realidad. En sus páginas se descubre una mirada abierta, profundamente positiva, que no se nutre de abstracciones o proyecciones ideales, sino de una atención pastoral a la realidad.
En el párrafo conclusivo el Papa afirma: “Ninguna familia es una realidad perfecta y confeccionada de una vez para siempre, sino que requiere una progresiva maduración de su capacidad de amar [...]. Todos estamos llamados a mantener viva la tensión hacia un más allá de nosotros mismos y de nuestros límites, y cada familia debe vivir en ese estímulo constante. ¡Caminemos familias, sigamos caminando! [...]. No desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión que se nos ha prometido” (AL 325).
El documento proporciona numerosas sugerencias espirituales y consejos de sabiduría práctica, útiles a todas las parejas humanas y a las personas que desean construir una familia. Se ve, sobre todo, que es fruto del trato con personas que saben por experiencia qué es la familia y qué implica vivir juntos por muchos años. La exhortación habla, de hecho, el lenguaje de la experiencia.
El texto completo de la exhortación apostólica puede consultarse en: http://w2.vatican.va/content/vatican/es.html. Comentarios adaptados de www.aciprensa/EWTN y de www.opusdei.es/es-es/.
Comentarios