Una niña virgen, inocente y sin pecado; una madre silenciosa y contemplativa a punto de dar a luz; una esposa y madre fiel y devota, incluso "una mujer envuelta en el sol como en un vestido" que es llevada al cielo (Apocalipsis 12,1), son todas imágenes que bien pueden hacernos olvidar lo humana que fue María. Al igual que nosotros, disfrutó de muchas ocasiones alegres y felices con su familia y también tuvo pesares y situaciones difíciles que afrontar; experimentó el gozo de ver crecer a su hijo y tuvo que atender a las muchas exigencias de una esposa y madre de sus días. Al mismo tiempo, se vio forzada a soportar situaciones en las cuales sintió como si "una espada le atravesara el alma" (v. Lucas 2,35). Ver más »