La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Enero/Febrero 2024 Edición

Un testimonio vivo del Señor

Queridos hermanos:

Un testimonio vivo del Señor: Queridos hermanos:

¡Feliz año nuevo! Ruego al Padre celestial que derrame sus abundantes bendiciones sobre ustedes y sus familias en este año que comenzamos.

Antes de ascender al cielo, Jesús dijo a sus discípulos: “Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia” (Marcos 16, 15). Los discípulos fueron los testigos de primera mano de las enseñanzas y los milagros de Jesús, y él les encargó dar fe de sus acciones por todo el mundo, para que las personas lo conocieran y creyeran en él.

En su misión de proclamar el evangelio, San Pedro tuvo un discípulo, un “hijo” como él mismo lo llamó en su primera carta (1 Pedro 5, 13): Este discípulo fue Marcos. Después de que San Pedro y San Pablo fueron martirizados en Roma —y en vista de que otros discípulos de la primera generación también habían comenzado a morir—, Marcos decidió registrar por escrito los testimonios de Pedro. De esta forma escribió el que los estudiosos consideran que es el más antiguo de los cuatro Evangelios, alrededor de los años 65 a 70 d.C.

En esta edición, nuestros artículos fueron adaptados del libro Encountering the Lord in the Gospel of Mark (Encontrar al Señor en el Evangelio de San Marcos), el cual únicamente se encuentra en inglés. El autor del libro es Leo Zanchettin, director editorial de The Word Among Us, la edición en inglés de La Palabra Entre Nosotros.

Leo se centra en cómo podemos responder a la invitación personal que Jesús nos hace a seguirlo; y en cómo podemos experimentar su amor de una forma individual y personal, tal como le sucedió a San Pedro. Por eso los invito a que al leer estos artículos, y especialmente al escuchar las lecturas del Evangelio de San Marcos durante la Misa, inviten al Señor a que les hable directamente a su corazón.

Hermanos, ruego al Señor que los artículos de este mes les ayuden a caminar junto a Jesús y a profundizar en una relación personal y cercana con él. Confío en que al igual que Jairo —el jefe de la sinagoga— o la mujer que padecía de hemorragias, la fe que ustedes tienen en la acción que el Señor Jesucristo realiza en su vida aumente. Rezo también para que el Espíritu Santo les ayude a experimentar la bondad y el amor que el Hijo de Dios les tiene a cada uno de ustedes. Y que reciban la gracia para ser testigos “de la buena noticia de Jesús el Mesías” (Marcos 1, 1).

María Vargas
Directora Editorial
editor@la-palabra.com

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