Este intercambio de preguntas dio pie a que Jesús narrara la conocida parábola del buen samaritano, en la que un israelita es asaltado y golpeado gravemente y recibe ayuda de un samaritano. Vale la pena recordar que los israelitas y los samaritanos estaban enemistados. Sin embargo, fue el samaritano el que se compadeció de aquel hombre, mientras que el sacerdote y el levita pasaron de lejos.

Después de narrar esta parábola, Jesús le dice al maestro de la ley: “Pues ve y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37). Sin embargo, estas palabras no iban dirigidas exclusivamente para aquel maestro de la ley, sino también para todos nosotros. El Señor quería enseñarnos a todos que para “alcanzar la vida eterna” debemos cuidar de nuestro prójimo.

En esta edición, los artículos de la sección del frente fueron escritos por el diácono Greg Kandra quien nos ofrece una visión general de la doctrina social de la Iglesia y nos muestra el amor especial que Dios tiene por quienes sufren de cualquier injusticia o violencia. También nos ofrece algunos consejos sobre cómo podemos vivir esta enseñanza más plenamente. Finalmente, en el tercer artículo, el diácono Kandra nos presenta al Padre Joshua Johnson, un sacerdote de Luisiana cuya parroquia se ha convertido en un modelo de cómo vivir el llamado de Jesús a cuidar de “estos hermanos míos más humildes” (Mateo 25, 40).

También, contamos con la colaboración de Luis Quezada, nuestro anterior director editorial, quien ha escrito el artículo “La construcción del Reino”. En este artículo, Luis nos invita recordar la misión que nos ha encomendado el Señor de construir un mundo mejor.

En la sección de atrás también encontrarán un testimonio de la compasión del Señor y una breve reseña sobre San José Moscati, un médico italiano de principios del siglo XX, cuya vida de oración confío en que les resultará inspiradora.

Le pido al Señor que esta edición del mes de septiembre los anime a procurar donarse por los pobres y desamparados. Que nuestro Padre celestial nos conceda la gracia de amar siempre a nuestro prójimo para que al final de nuestros días podamos escuchar a Cristo decirnos: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mateo 25, 40).

María Vargas
Directora Editorial