Un testigo ocular.
Jean-Baptiste Estrade era residente de Lourdes y al principio no creyó en lo que decía Bernardita.
Pero más tarde él mismo dio un testimonio, del que copiamos un extracto: Bernardita se arrodilló y sacó su rosario. Levantó la vista hacia la roca como buscando algo. De pronto, como si le hubiera caído un rayo, dio un respingo de asombro y pareció pasar a otra dimensión. Los ojos se le iluminaron y en el rostro se le dibujó una sonrisa angelical. Una gracia indefinible la cubrió por entero y desde la estrecha prisión de su cuerpo, parecía que su alma luchaba por salir a proclamar su júbilo. ¡Bernardita ya no era la misma!
Los hombres que allí estábamos nos quitamos el sombrero espontáneamente y caímos de rodillas. No veíamos nada ni oíamos nada; pero lo que veíamos nos hacía comprender que había comenzado un coloquio entre la misteriosa Dama y la niña que teníamos al frente.
Tras los primeros arrobamientos que le causaron la llegada de la Señora, la vidente adoptó una actitud de escucha. La cara y sus gestos reproducían todos los pasos de una conversación; a veces se reía o se ponía seria; luego demostraba afirmación moviendo la cabeza o parecía que ella misma hacía preguntas.
Al terminar sus oraciones, la niña en éxtasis hacía unas profundas reverencias a la invisible Señora. He visto mucho en la sociedad y he presenciado ejemplos de elegancia y distinción, pero jamás he visto a nadie hacer una reverencia con tanta gracia y refinación como lo hacía Bernardita.
El éxtasis duró como una hora. La vidente continuó orando por unos minutos más, pero ahora todo lo que veíamos era el rostro rústico de la niña Soubirous. Aun cuando la Dama se había ocultado, yo había percibido su presencia y estuve convencido de que ella me había concedido su mirada maternal. Fue el momento más solemne de mi vida y casi me sentí delirar de gozo al pensar que un hombre desconfiado, burlón y autosuficiente como yo hubiera tenido la oportunidad de llegar tan cerca de la Reina del cielo. 7
Adaptado de "The Innocence of Faith", aparecido originalmente en "A Great Cloud of Witnesses", publicado por The Word Among Us Press, páginas 42 a 52.
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