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Mayo 2024 Edición

Un santo en tabla de surf

Venerable Guido Schäffer

Por: María Vargas

Un santo en tabla de surf: Venerable Guido Schäffer by María Vargas

El 10 de octubre de 2020, en Asís, Carlo Acutis fue beatificado y nos encontramos frente a un joven de nuestra época, “influencer” de los milagros eucarísticos que difundía por medio de su página en Internet, que usaba pantalones de mezclilla y le gustaban los videojuegos. Quizá creíste que esta era la máxima expresión de modernidad entre los beatos y santos de la Iglesia. Pero, ¿y si te cuento que hay uno que remontaba las olas del mar en su tabla de surf?

En mi país, Costa Rica, las playas donde el mar se presta para practicar el surf abundan a todo lo largo de la costa Pacífica y cuando he estado de vacaciones en alguna de ellas, he visto a un buen número de jóvenes de distintas nacionalidades poniendo a prueba sus habilidades sobre las olas. Jamás se me ocurrió que un joven de Brasil, que al igual que estos turistas anduvo con su tabla debajo del brazo por las playas de Río de Janeiro, estuviera camino a los altares.

El 20 de mayo de 2023, el Dicasterio para la Causa de los Santos, reconoció las virtudes heroicas de Guido Schäffer, quien de esta manera se convirtió en venerable.

Testigo de los valores cristianos. Guido nació el 22 de mayo de 1974 en Volta Redonda, Río de Janeiro, Brasil. Sus padres, católicos devotos, son Guido Manoel Vidal Schäffer —médico— y Maria Nazareth França Schäffer quien pertenece a la Comunidad Buen Pastor, el movimiento de la Renovación Carismática de la Parroquia Nuestra Señora de Copacabana y es maestra voluntaria de catecismo en las escuelas públicas de Río de Janeiro. Con ellos asistía a Misa y de ellos aprendió a rezar todas las noches antes de irse a la cama.

Guido fue un niño y un joven saludable y alegre, quien desde una edad temprana invitaba a sus amigos a acercarse a Cristo, primero por medio del Sacramento de la Confirmación y luego por medio del rezo del Rosario. Ingresó a la Escuela de Medicina de la Facultad Técnica Educacional Souza Marques en 1991.

En 1998, año de su graduación de la Escuela de Medicina, inició el grupo de oración Fuego del Espíritu Santo, junto al Padre Jorge, dentro del Movimiento de la Renovación Carismática de la parroquia Nuestra Señora de la Paz en Ipanema. Guido realizó su residencia médica en el Hospital Santa Casa de la Misericordia entre 1999 y 2001 y luego trabajó como médico general. Eligió esta especialización motivado por su deseo de tratar a los pacientes de forma integral. Para él la necesidad de conocer todas las áreas de la medicina era un reto.

El tutor de su residencia, el profesor Clementino Fraga Filho dijo: “Durante ese tiempo, dio testimonio de su fe a través de su comportamiento irreprochable hacia los demás. Vivió según los valores cristianos de la cordialidad, la templanza, la caridad y la justicia.”

Mientras trabajaba en el hospital Santa Casa, dos miembros del Ministerio para los Enfermos que servían en el hospital se mostraron muy interesados en la forma en que este joven médico trataba a los pacientes. Por esa razón, lo invitaron a unirse al Ministerio, algo que él hizo pues sintió que Dios lo llamaba a formar parte de este apostolado.

Para ese momento, Guido tenía una novia con quien planeaba casarse y deseaba ejercer su profesión de médico tanto en Santa Casa como en hospitales privados. En 1999, mientras se encontraba de retiro, un versículo citado por el sacerdote en un sermón llamó su atención: “Cuando veas a un pobre, no le niegues tu ayuda” (Tobit 4, 7). Guido reflexionó en las muchas veces en que les había negado su ayuda a los pobres, así que le pidió perdón a Dios y rezó: “Señor Jesús, ayúdame a cuidar de los pobres.”

Una semana más tarde, conoció a las Misioneras de la Caridad —fundadas por la Madre Teresa de Calcuta— cuya misión es proveer cuidado a los pobres. Guido comprendió que Dios había respondido a su oración y le estaba mostrando cuál era la medicina que deseaba que practicara. Así comenzó a ayudar a las Hermanas de la Caridad y a ofrecer sus cuidados médicos a los desposeídos. Además dedicaba tiempo para predicar la palabra de Dios en el grupo de oración.

Otros jóvenes del grupo Fuego del Espíritu Santo y del Ministerio para los Enfermos de Santa Casa se ofrecieron como voluntarios e hicieron donaciones para ayudarlo a apoyar a las Misioneras de la Caridad en su cuidado por los pobres como respuesta a la invitación que Guido les hizo.

También llevó a médicos del hospital Santa Casa a trabajar con las Misioneras de la Madre Teresa.

Una de las hermanas de la Caridad afirma que la única preocupación que Guido tenía era la de “salvar almas para Dios, conduciendo a la mayor cantidad de gente posible a tener una experiencia personal con Cristo. Él nunca perdía una sola oportunidad para proclamar el nombre de Jesús, ya fuera por medio de sus acciones o de su predicación. Cuando servía a los pobres… cuidaba tanto del cuerpo como del alma. Les hablaba de Cristo… rezaba con y por ellos, siempre invitándolos a recibir los sacramentos como una fuente de gracia y comunión con Dios.”

Entonces, Dios lo llamó al sacerdocio. Guido se unió al Instituto de Filosofía y Teología del Monasterio de San Bento en Río de Janeiro. Como estudiante, Guido podía combinar su horario de clases en el Seminario con su apostolado como laico. Continuaba ayudando en el Ministerio para los Enfermos del Hospital Santa Casa de la Misericordia e impartía charlas donde se lo pidieran. Se ofrecía como médico voluntario y atendía a pacientes tanto en el Hospital como en el hogar de las Misioneras de la Caridad en Lapa. También ayudaba a los seminaristas que necesitaran cualquier clase de cuidado de la salud y servía como médico voluntario en eventos de la Iglesia Católica.

En 2005, se mudó temporalmente a Queluz, en el estado de Sao Paulo, por recomendación del Padre Jonás Abib, como una forma de discernir su vocación. Guido sintió distintos llamados a servir a su prójimo: El sacerdocio, formar una comunidad de vida como Canção Nova y su sueño de estudiar en el Seminario como miembro de la recién establecida comunidad. En Queluz sirvió como médico voluntario y también proclamaba el evangelio en Radio Camino del Sol.

Monseñor Verreschi, que era vicario en Queluz y rector del Seminario de Lorena (Sao Paulo) dijo que Guido tenía dos características principales: Un gran entusiasmo por realizar todas las obras para Dios que le fueran posibles y, al mismo tiempo, la obediencia para aceptar los “no” a algunas de sus ideas.

En 2008, Guido ingresó al Seminario San José en Río de Janeiro para terminar los últimos dos años de Teología antes de ordenarse sacerdote.

Abrigar a Cristo que sufría. Su amigo, el hermano Antonio Motta Simões, nov. OSB dio el siguiente testimonio sobre Guido:

“Nunca lo vi desanimado. Su entusiasmo por las cosas de Dios, por el servicio a la Iglesia de Cristo era enorme, inquebrantable. Aun cuando le ponían dificultades, lo criticaban y perseguían no se desanimaba. Por el contrario, se alegraba por asemejarse en eso a Cristo.

“Entre los muchos dones y virtudes Dios le dio el don de la palabra. En sus predicaciones hablaba como un profeta, con autoridad, inflamado por el fuego del Espíritu.”

El hermano Antonio fue testigo de numerosas conversiones y curaciones que Dios realizó por medio de Guido: “¡Muchos regresaron a la Iglesia con la ayuda de Guido! Son innumerables los testimonios de personas de todas las edades que se convirtieron o comenzaron a vivir seriamente su bautismo con su ayuda.”

Y narra algunos de los casos de curaciones, de los cuales se incluyen aquí dos ejemplos:

“Una mujer tenía el cuerpo cubierto de heridas y erupciones. El tratamiento no producía mejoras. Guido, acompañado por otras personas rezaron por ella. En algunos días, las heridas y erupciones fueron secándose y desaparecieron totalmente.

“Había un hombre en estado grave. La enfermedad le afectaba el sistema inmunológico de modo que su cuerpo estaba cubierto de llagas, con aspecto de quemaduras. La piel se había desprendido en gran parte. Guido le habló del Sacramento de la Reconciliación, más él no quería confesarse porque ‘no mataba ni robaba, por lo que no tenía pecados’. Guido respondió: ‘Mire, yo tampoco mato ni robo, pero estoy lleno de pecados’. Y comenzó humildemente a contarle sus pecados. El paciente, compungido, aceptó confesarse… recibió el perdón, la unción de los enfermos y la eucaristía. En una semana las llagas desaparecieron. En la siguiente, recibió el alta médica.”

Finalmente, dice el hermano Antonio: “Una noche fría y lluviosa vio otro mendigo pasando frío. Se quitó la chaqueta y se la dio, quedándose solamente con una camiseta. Prefirió sentir frío y poder abrigar a Cristo que sufría en el hermano ‘de la calle’.”

Dios cumplió sus deseos. El 1 de mayo de 2009, a la edad de 34 años, Guido murió mientras practicaba el surf en la playa Recreio dos Bendeirantes, en Río de Janeiro, cuando la tabla lo golpeó en la nuca provocando que se desmayara y se ahogara. Guido les había dicho a sus amigos una vez, que si Dios se lo permitía, deseaba morir en el mar donde podría sentir al Señor hablándole a través de la naturaleza.

A su funeral, en la iglesia de Nuestra Señora de Copacabana, asistieron muchísimos fieles profundamente conmovidos además de sus parientes, amigos, religiosos y religiosas, seminaristas y decenas de sacerdotes que concelebraron la Eucaristía. Durante la Misa, el Arzobispo Oraní se acercó al cuerpo de Guido y le entregó la estola sacerdotal debido al ardiente deseo que tenía de ser sacerdote.

Su reputación de santidad se difundió rápidamente y el 17 de enero de 2015, la Arquidiócesis de Río de Janeiro abrió su proceso de beatificación.

En Guido Schäffer podemos encontrar un ejemplo de entrega plena a Cristo y de una disposición total a ser instrumento en sus manos para que el Señor actuara en la vida de quienes lo rodeaban. Guido irradió misericordia y amor por el prójimo, cumpliendo las palabras de Jesús: “Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron… todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mateo 25, 36. 40).

*Los datos biográficos fueron traducidos del inglés y las citas del testimonio del Hermano Antonio Motta Simões fueron incluidas con permiso de la Asociación Cultural Católica Guido Schäffer http://guidoschaffer.com.br

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