No obstante, antes de empezar a debatir sobre lo que es posible lograr en los círculos cristianos de alcance mundial, ¿por qué no comenzamos por reducir el enfoque y empezamos a analizar la situación que se vive en las comunidades parroquiales o incluso dentro de las propias familias que componen dichas comunidades?

Los artículos iniciales de la presente edición abordan estos temas y proponen soluciones que pueden dar buenos resultados si cada cual reconoce la responsabilidad que tiene ya sea en la paz y la armonía, o en las tensiones e incluso divisiones, que pueda haber en las familias.

Lo bueno es que hay muchas familias en las que, gracias a Dios, reinan la paz, la armonía y la alegría, y en la mayoría de los casos esto se debe a que los matrimonios que las encabezan son estables, se aman, se apoyan y se sirven mutuamente, a veces con sacrificio propio, pero siempre con amor. Cuando los hijos crecen en ambientes de amor cristiano y buena voluntad como éstos, normalmente llegan a ser también hijos sanos, creyentes, respetuosos y cariñosos, que más tarde serán a su vez buenos esposos y padres y madres de familia. Así se forma la verdadera comunidad cristiana.

Si queremos trabajar por la unidad de todos los cristianos, empecemos por dedicar tiempo y esfuerzo a lograr la paz y la armonía en las propias familias. Y aparte de rezar mucho y trabajar por el amor y el perdón en las familias, en las parroquias y en todo el cristianismo, recordemos que entre el 18 y el 25 de enero de todos los años se celebra, en el hemisferio norte, la Semana Mundial de Oración por la Unidad de los Cristianos. En el hemisferio sur, esta semana se celebra en torno a la Solemnidad de Pentecostés.

Testimonios y reseñas. En la segunda mitad de la revista incluimos los testimonios de dos personas no católicas que por razones muy diferentes llegaron a convertirse al catolicismo.

Asimismo, incluimos, al final, una reseña biográfica de la impresionante fidelidad y martirio de San Ignacio de Antioquía, en el siglo I, cuyas iluminadas e inspiradoras cartas son muy interesantes de leer y meditar.

En la paz de Cristo Jesús,
Luis E. Quezada
Director Editorial
editor@la-palabra.com