Tan solo permíteme amarte
Dios me recordó que nunca me abandonará
Por: Robin Hebert
Mi esposo, Easton, y yo hemos estado casados durante veintiún años, pero tuvimos un inicio difícil. Él era un viudo que estuvo plenamente casado por treinta y dos años con mi amiga, Paula, hasta que ella murió de cáncer; yo estaba divorciada. Comprensiblemente, Easton trajo expectativas de su primer matrimonio al nuestro, y algo de dolor por su pérdida. El proceso de anulación de mi primer matrimonio me ofreció algo de sanación. Pero como una bola atada a una cadena, yo arrastraba conmigo el temor al abandono causado por la pérdida de un matrimonio de diecisiete años, y por la muerte repentina de mi padre cuando era una niña.
Después de ocho años de estar soltera mi vida comenzó a consumirse con cuatro adolescentes y mi trabajo como consejera. Nunca consideré...
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