Somos ciudadanos del cielo
Carta del editor
Por: Luis E. Quezada
Creo que la mayoría de los lectores de La Palabra Entre Nosotros que residen en los Estados Unidos probablemente no nacieron en este país y es casi seguro que antes eran ciudadanos de sus países de origen. Pero, después de asentarse en territorio estadounidense, muchos vieron la necesidad de adquirir la ciudadanía, por todas las garantías, libertades y beneficios que tal condición lleva consigo. Pero no todos han logrado conseguir la ciudadanía o la residencia permanente y tienen aún que lidiar con problemas de inmigración. Por todos ellos elevamos nuestras plegarias al Señor, a fin de que se les resuelvan pronto tales problemas.
Pero la verdadera ciudadanía de todos los fieles del Señor, cualquiera sea su origen nacional o étnico aquí en la tierra, está en el cielo. ¡Gloria a Dios! Esta es una gran promesa que nos ha dado el Señor: Si por la fe en él, el Bautismo y una vida de amor a Dios y al prójimo podemos salvarnos, eso significa que tenemos desde ya en la mano el “pasaporte” para ir al cielo: ¡Gracias a Jesús, nuestro Señor, que murió y resucitó por cada uno de nosotros!
Pero cuando el Señor nos llame y emprendamos el viaje al cielo, lo que llevaremos no será más que un equipaje de las buenas obras que hayamos hecho en esta vida y de la fe y la devoción con las que hayamos llevado nuestra vida cristiana. Todo esto será la “visa” que necesitaremos para llegar a la morada celestial que el Señor fue a preparar para todos sus fieles. ¡Allá nos veremos!
Artículos adicionales. En la segunda parte de la revista, presentamos dos reseñas biográficas interesantes: Una sobre Antoni Gaudí, el arquitecto de la magnífica Basílica de la Sagrada Familia situada en Barcelona, España, y que actualmente se encuentra en vías de ser declarado beato. Tenemos, además, un artículo sobre la vida de sor Ignacia Gavin, una frágil religiosa de origen irlandés, cuyo apostolado a mitad del siglo pasado fue decisivo para el desarrollo del ministerio de Alcohólicos Anónimos.
En este mes de noviembre, en el que también recordamos a nuestros seres queridos y amigos que han pasado a mejor vida, hacemos oración por todos aquellos que fueron lectores o suscriptores de nuestra revista y que ya han sido llamados por el Señor a la vida eterna. Dales, Señor, el reposo eterno y que brille para ellos la luz perpetua. Que en paz descansen. Amén.
Reciban, queridos lectores, un afectuoso saludo de todos los que trabajamos aquí en La Palabra Entre Nosotros.
Luis E. Quezada
Director Editorial
editor@la-palabra.com
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