Seamos un faro de Esperanza
Podemos ser testigos del poder de la resurrección
En 1918, una joven intelectual alemana llamada Edith Stein fue invitada a pasar un mes en la ciudad de Gotinga con su amiga que recientemente había quedado viuda, Ana Reinach. Edith había sido alumna de filosofía de Adolfo, el esposo de Ana, y ella le pidió a Edith que le ayudara a ordenar los papeles de su esposo. Aunque estaba feliz por ir, Edith estaba nerviosa. ¿En qué estado emocional encontraría a la viuda doliente?
Ana estaba de duelo, pero no estaba desesperada. Más bien, Edith la encontró en paz. Ana y Adolfo se habían convertido al cristianismo...
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