Salve, llena de gracia!
María nos enseña a vivir en la paz de Cristo
En enero de 1858, una joven estaba recogiendo leña junto al río Gave de Pau en el suroeste de Francia. Cuando se sentó sobre una roca para quitarse los calcetines para cruzar el agua, vio a una misteriosa dama “vestida de blanco, ceñida con un lazo azul y una rosa amarilla en cada pie.” Esta fue la primera de las 18 veces que la niña pudo ver a la misteriosa dama. Dos meses después de ese primer encuentro, la señora le dijo a la niña: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Así comenzó la historia de Santa Bernardita Soubirous y Nuestra Señora de Lourdes.
Una doctrina fundamental de la Iglesia es que la Virgen María fue concebida sin pecado, es decir, inmaculada, libre de la mancha del pecado...
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