La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Abril/Mayo 2007 Edición

Reseña del libro El alma de Benedicto XVI

Lo que nos enseña el sucesor de San Pedro

Por: Rev. Mario E. Dorsonville

Quienes hemos tenido la oportunidad de enseñar en diferentes campos escolares nos hemos percatado de que la lectura no es la mejor amiga de las nuevas generaciones.

Los niños, los jóvenes y aun los universitarios tienen grandes dificultades para encontrar un tiempo propicio para dedicarlo a la lectura. Sin embargo, también sabemos que sin lectura es muy difícil, casi imposible, asimilar el conocimiento que tanto necesita el ser humano para poder orientar su existencia en este mundo.

Las preguntas. En el plano de la fe y la religión cristiana, la lectura se constituye como uno de los pilares fundamentales por los cuales Dios se comunica con la humanidad. ¿Cuántos de los que leen este comentario podrían decir que han leído las encíclicas que los Santos Padres han escrito en los últimos 50 ó 30 años? Y por consiguiente, ¿tienen una idea de lo que ha sido el magisterio de la Iglesia y su enseñanza a través de estas últimas décadas? ¿Por qué resulta tan difícil leer las encíclicas? ¿Qué es lo que las hace diferentes en este mundo tan congestionado y veloz en el que se vive? Estas son algunas de las preguntas que podríamos hacernos cuando en la parroquia, en las catequesis o en el salón de clases dialogamos con niños, estudiantes o adultos acerca del mensaje que los grandes Pontífices han escrito y enseñado en los últimos tiempos.

Las respuestas. Una de las respuestas a estos interrogantes la podemos encontrar en la síntesis que hace el libro El Alma de Benedicto XVI, de la espiritualidad y la persona del actual Sumo Pontífice. Es una breve pero muy rica aproximación al pensamiento y a la persona de un humilde trabajador de la viña del Señor quien, el 24 de abril de 2005, fue elegido Sucesor en la Sede del Apóstol San Pedro. Parecería que hacer una descripción del alma y del pensamiento del que fuera el Cardenal Joseph Ratzinger sería un trabajo inmenso y muy difícil de escribir, por tratarse de uno de los pastores más sabios y profundos en el pensamiento cristiano que la Iglesia ha tenido en los últimos años. Sin embargo, Enrique San Martín, autor del libro aquí reseñado, se ha propuesto desempeñar el papel del "escriba" —y lo hace de una forma magistral— es decir, el que capta y registra algunas de las declaraciones, enseñanzas y puntos de vista más importantes de quien es hoy el Papa Benedicto XVI, respecto a los temas de mayor trascendencia en el mundo contemporáneo, expresados en momentos muy diferentes de su vida.

De esta forma, el libro no refleja la opinión del autor, sino el resultado de un trabajo arduo, que consolida diferentes temas y le presenta al lector aquello que en síntesis es la profesión de fe de aquel que nos enseña como sucesor de la Cátedra de San Pedro. En efecto, la fe del Papa es la Verdad en la cual debemos estar fundados, que no es otra que la Persona de Jesucristo, nuestro Amigo, Guía y Pastor.

Por qué su utilidad. Muchos piensan que, por estar escuchando a menudo los comentarios que los medios de comunicación hacen acerca del ministerio universal del Santo Padre Benedicto XVI, ya saben de él, y tal vez adquirir un libro acerca de su vida y su pensamiento es algo que no tiene mayor resonancia en la vida familiar. A esta postura, un tanto despreocupada y conforme con la opinión que cualquier medio puede propagar a favor o en contra de la persona del Santo Padre, tendría que explicarse que, para recibir información de los medios de difusión, siempre hay que tener una idea clara de la verdad basada en el conocimiento auténtico, para no dejarse manipular por aquello que muchas veces se nos presenta como hechos contundentes y verdaderos, los cuales, en la gran mayoría de los casos, son tan sólo manipulaciones de pensamientos preconcebidos y fundados en ideas erróneas. Lo grave es que de esa manera se confunden y mal interpretan las verdaderas intenciones y propósitos del Sumo Pontífice, que no desea otra cosa que la paz de las naciones, el respeto a la persona humana y la construcción de una civilización basada en el don del amor a través del conocimiento de la Persona de Jesucristo.

Qué nos enseña el Santo Padre. Finalmente, si alguien nos preguntase acerca del pensamiento y la enseñanza del actual Sumo Pontífice, por ejemplo, sobre el ayuno, la Eucaristía, la sexualidad, la Teología de la Liberación, la Virgen María y el Tercer Secreto de Fátima, o incluso el Diablo y el infierno, ¿podríamos responderle? ¿Cuáles son las directrices del pensamiento de Benedicto XVI acerca de la bioética, el divorcio, el fundamentalismo, los jóvenes, la música rock, el Islam o muchos otros temas de gran actualidad? Tal vez la respuesta de quien, al darse cuenta de que no tiene suficiente conocimiento personal de su propia Iglesia ni de lo que ésta enseña, sería un tanto tímida y apagada y posiblemente limitada a repetir lo que escuchó en el último noticiero de televisión.

El programa pastoral del pontificado de Benedicto XVI está definido en el prólogo de un libro escrito por el Cardenal Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla, como la búsqueda urgente de una comunión entre los pueblos, que se traduce en la urgente necesidad de continuar un diálogo ecuménico, en el cual la identidad y el mutuo respeto es la base del propio diálogo. Es también de prioridad fundamental el anuncio del Evangelio y de la Verdad de Jesucristo, así como el profundo compromiso del amor a los más pobres de los pobres.

En último término, el papel de mediador entre los hombres y el Creador está muy claro en el alma de Benedicto XVI. El propósito de no hacer "mi" voluntad sino la voluntad de Dios, es motivo fundamental de quien quiere ser mediador: escuchar, orar, actuar, sumirse en la vida y la Persona de Jesús, para que Él brille y yo desaparezca. Este es el impulso fundamental del Santo Padre, quien ha sido constituido en roca de la Iglesia.

Dedicar algunas horas de lectura al conocimiento de quien por más de 50 años de vida sacerdotal ha entregado un servicio fiel y solícito a la Iglesia de Jesucristo, sería la mejor aventura espiritual que pudiéramos emprender y que nos llevaría, más que al conocimiento de un hombre y de su pensamiento, al conocimiento de un gran mediador que repite, no sus ideas, sino aquellas que el Espíritu Santo le han inspirado en sus largas horas de trabajo, oración y contemplación.

El Rev. Mario E. Dorsonville es Vicepresidente de Misión y Director de Servicios al Inmigrante y Refugiado, de la Oficina de Servicios Católicos Comunitarios, en la Arquidiócesis de Washington.

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