Desde mi participación en RICA puedo afirmar que he experimentado un gran cambio en mi vida, pues no sólo he podido recibir los sacramentos de la Confirmación y el Matrimonio, sino que estoy perseverando en conocer a Dios a través de su Palabra y de hacerlo formar parte de mi vida, mis actos y también de los de mi familia.

Un recuerdo maravilloso fue el Rito de Llamado a la Conversión Continua realizado en la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción. Fue realmente sobrecogedor ver a familias enteras bajo la impresionante cúpula de la Basílica, comprometiéndose y reafirmando felices el reinicio de su vida en Cristo.

Mi Confirmación tuvo lugar poco después en la Parroquia de San Rafael en la Vigilia Pascual y fue una experiencia maravillosa. Para mí significó no sólo la confirmación de mi fe como católica sino también el inicio de una nueva vida en Cristo. RICA fue el instrumento para acercarme a Dios y por ello siempre estaré agradecida.

María, de León, de España

La Confirmación es algo que siempre quise hacer, pero cuando me tocaba por edad, me coincidió con un traslado de ciudad y lo fui dejando. En cuanto a las cosas buenas que descubrí en la catequesis de RICA, puedo decir que descubrí partes de la Iglesia que desconocía hasta ese momento.

Ahora, una vez confirmada, vivo la fe siendo consciente del compromiso que significa ser cristiano. A una persona que esté pensando en vivir esta experiencia, le animaría a vivir la experiencia de la formación previa y de la Confirmación.

Rodrigo, de Gaithersburg, Maryland

A través de RICA y sus servidores he encontrado una voz y una esperanza. Por medio de las pláticas, sus enseñanzas y su formación he ido conociendo una comunidad de fe, de armonía y respeto mutuo. Hay una necesidad grande de pertenecer y servir de alguna forma dentro de la Iglesia.

En esta vida es fácil vacilar y separarnos de lo que es más importante. Yo pude identificarme con san Agustín, porque así como su madre intercedía por él, así mi madre ha intercedido por mí con su ejemplo y su oración intensa.

En el día de la Confirmación, las palabras no pueden expresar lo que uno siente en el momento, el final, la culminación de una pequeña trayectoria y en la cual el sacerdote me ungió la frente con aceite y me acogió dentro de la Iglesia. Este es un encuentro único y personal… para mí fue una alegría interna, una paz y una tranquilidad. Dejas muchas cosas atrás, malas vibras, malestares, y entra en ti una sensación que no puedes describir con palabras.

Rhonda, de California:

No habiendo tenido ninguna educación religiosa formal, comencé el proceso de RICA con poco conocimiento de Dios o la Iglesia Católica y hasta menos de un entendimiento sobre como ellos caben en mi vida.

Cada jueves por la noche aprendía sobre Jesús, la Biblia y la iglesia. Me enseñaron distintas formas de oración, meditación y comunicación con Dios. Aprendí la historia de nuestra fe, sobre la vida y las enseñanzas de Jesús y las luchas que él soportó. Aprendí sobre la Misa, el Evangelio, la Eucaristía y los Sacramentos.

Los domingos por la mañana aprendí nuevos modos de leer, interpretar, reflexionar y entender el Evangelio. En las reuniones aprendí a aplicar las enseñanzas de Jesucristo a mi vida diaria, y a buscar y reconocer la presencia de Dios en mi vida siempre, no sólo estando en la iglesia el domingo.

Querido lector:

Si tú o algún familiar o conocido tuyo no ha completado los Sacramentos de Iniciación, pregunta en la parroquia católica más cercana cuándo y dónde puedes inscribirte para el proceso del RICA, que por lo general sigue el calendario del año escolar. ¡No te arrepentirás!