La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Noviembre de 2018 Edición

Qué hacer para tener un encuentro con Cristo

Carta del editor

Por: Luis Quezada

Qué hacer para tener un encuentro con Cristo: Carta del editor by Luis Quezada

Casi todos hemos escuchado o leído la frase “Hay que tener un encuentro personal con Cristo” o bien la pregunta: ¿Tienes tú una relación personal con Jesús?

No hace mucho mi esposa y yo estuvimos en una conferencia catequética en la Universidad Franciscana de Steubenville, Ohio, y uno de los conferencistas dijo en una ocasión que cuando a él le preguntaban si tenía una relación personal con Cristo, él entendía que le estaban preguntando si tenía una vida de oración, pues no es posible tener una relación con Jesús si no es a través de la oración (y los sacramentos) y no es posible hacer oración de verdad sin tener una relación personal con Cristo.

Estas afirmaciones, que me parecieron novedosas, verídicas y muy interesantes, añaden una visión nueva a la manera como nos relacionamos con Dios. Por supuesto, hay que creer, no solo que él existe, sino que interviene regularmente en la vida de los humanos, y con mayor razón, de aquellos que lo aman, lo adoran y confían en él.

En efecto, la clave del crecimiento espiritual radica en la relación de amor, la amistad y la intimidad que uno tenga con Cristo y, a través de él, con el Padre eterno, pues somos sus hijos y él se complace en concedernos la gracia de su amor, su protección y su presencia.

A estas cosas se refieren los artículos de este mes: hacer posible o profundizar el encuentro personal con Cristo, aquel encuentro que nos renueva, que fortalece nuestra fe y que, en último término, nos salva. Hagamos el propósito de leer, estudiar y meditar en estas enseñanzas, para que aprendamos a amar más a Dios sobre todas las cosas, a Jesucristo nuestro Señor y Salvador, y al prójimo como a uno mismo.

En la parte posterior, presentamos un testimonio impresionante y unas reflexiones sobre el fin. Hay personas que no creen en la realidad del demonio y ni en la maldad del ocultismo. Pero lo cierto es que el diablo es real y su único propósito es separarnos de Cristo y llevarnos consigo a la condenación. Así lo vemos en el impresionante testimonio que incluimos en la segunda parte de la revista.

También presentamos unas enseñanzas muy inspiradas de Mons. Peter Magee sobre las cosas del fin, vale decir, la muerte, el juicio, el cielo y el infierno, que estoy seguro hará reflexionar bastante a nuestros lectores. Creo que les resultará muy ilustrativo.

Preparándonos de antemano para iniciar pronto el Adviento, les saluda en la paz de Cristo Jesús,
Luis E. Quezada
Director Editorial
editor@la-palabra.com

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