Pascua 2016
Carta del Editor
Por: Luis Quezada
Queridos hermanos en
¡Feliz Pascua de Resurrección para todos! Cuando María Magdalena vio al Señor resucitado exclamó “Maestro” y después corrió a contarles a los apóstoles que había visto al Señor. Ese mismo día, el propio Jesús se les unió por el camino a los dos discípulos que caminaban hacia Emaús y éstos regresaron corriendo a Jerusalén para llevarles la buena noticia a los discípulos. Más tarde, Jesús se apareció a los apóstoles y les abrió la mente para que entendieran lo que la Palabra de Dios dice acerca de él.
Pero esa noche Tomás estaba ausente y cuando ellos le contaron la noticia, él no creyó. Finalmente, al domingo siguiente, Tomás también vio a Jesús en persona y exclamó: “¡Señor mío y Dios mío!”
Lo mismo que el Señor le dijo a Tomás nos lo dice a nosotros ahora: “Dichosos los que no han visto y han creído.” Nosotros tampoco hemos visto al Señor, pero creemos en él, y por eso, recibimos una bendición que es capaz de abrir nuestra mente, para que el fuego del amor a Cristo se encienda en nuestro ser, se renueve nuestra fe y nos transformemos en discípulos fieles, tal como sucedió en aquel primer Domingo de Pascua.
Queridos hermanos, todos pasamos por momentos de dificultad y situaciones que menoscaban nuestra confianza y fe en Dios; pero Jesús quiere que sepamos que él puede utilizar todas esas situaciones para darnos a conocer la gloria de la resurrección y la intimidad de su amor en forma personal. Quiere que sepamos que, cualesquiera sean nuestras circunstancias, siempre podemos conocer el amor que lleva consigo el poder de su resurrección.
La promesa de la Pascua es que cuando la fuerza de la resurrección nos toca, nos cambia y nos restaura. Como sucedió con Tomás, nos ayuda a superar cualquier duda; como sucedió con María Magdalena y los apóstoles, nos devuelve la esperanza y la confianza; como sucedió con los fieles que se alegraban, “con una alegría tan grande y gloriosa que no pueden expresarla con palabras” (1 Pedro 1, 8).
Sabiendo todo esto, lo mejor que podemos hacer en esta Pascua es decidirnos a poner toda nuestra esperanza en la resurrección de Jesucristo, nuestro Salvador. Si confiamos en la resurrección del Señor, descubriremos que Jesús está siempre con nosotros, en casa y en el trabajo, dondequiera que estemos, llenándonos de su poder y su gracia, porque lo que más él quiere es santificarnos para que un día lleguemos a compartir con él la gloria vivificante del cielo.
Que Dios los llene de bendiciones. Su hermano en Cristo,
Luis Quezada, Director Editorial | Escriba una correo al Editor
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