Nunca es demasiado tarde
Nada detuvo a Ida una vez que conoció al Señor
Por: Iryna Volovytska
Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz. (Lucas 2, 29)
El Señor, si se lo permitimos, puede usar nuestra vida para anunciar su evangelio. De hecho, hay momentos en los que parecemos personificar distintos héroes bíblicos y “repetir” sus acciones, a menudo inconscientemente. Quiero contarte la historia de alguien que personificó a dos héroes de la Escritura.
Los últimos serán los primeros. Tengo nueve ahijados, la mayor de ellos, Ida, tenía setenta y dos años cuando se bautizó en diciembre...
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