La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Noviembre 2014 Edición

Libre en el penal

Carta testimonio de un preso convertido

Por: Elmer Orlando Limo

Libre en el penal: Carta testimonio de un preso convertido by Elmer Orlando Limo

Queridos hermanos, les saludo en la paz y en el amor del Señor Jesucristo, motivado por el último ejemplar que recibí de la revista La Palabra Entre Nosotros, en el que leí un comentario sobre los apostolados laicos; por eso, he decidido escribirle.

Desde hace siete años formo parte de la Comunidad Cristo Rey del Movimiento Carcelario que visita el Penal de Picsi, en Chiclayo-Lambayeque, Perú. Todos los lunes ellos visitan el pabellón de máxima seguridad, en donde yo me encuentro recluido desde hace 10 años, de los cuales ya hace ocho que conozco a Dios y tengo a Jesucristo en mi corazón.

Yo lo conocía por costumbres y tradición familiar; hoy en día, lo conozco como él quiere que lo conozcamos: en espíritu y verdad, con vivencias de su gracia en la vida cotidiana. Me gustaría contarles mi experiencia con Dios en este lugar y por eso escribo este testimonio.

Vida pasada. Antes de llegar a este lugar, yo llevaba una vida muy desordenada. Era bohemio y con muchos complejos, a consecuencia de lo cual terminé involucrado en un proceso de robo agravado a un cambista, en el cual nunca tuve ninguna participación. En ese entonces, yo no comprendía lo que me pasaba, pero hoy en día sé que todo sucedió por voluntad de Dios, para que yo pudiera encontrarlo. Cuando tenía mi libertad, mucha gente me hablaba de Dios, pero yo creía que sólo con asistir a misa ya le agradaba a Dios, y luego hacía cosas incorrectas. Yo me consideraba religioso, pero gracias a Cristo, que me libertó de todas esos malos hábitos, hoy en día sé lo que es vivir en paz con Dios.

Un día casi muero en este lugar por haber tomado un brebaje para “limpiarme el estómago.” En ese momento pensé que no iba a salir vivo de ese mal momento, pues sentía que me arrancaban el alma. Unos hermanos vinieron a orar por mí y cuando me vieron también creyeron que yo me estaba muriendo. Comenzaron a interceder ante Dios por mí y me pidieron que le entregara mi vida a Jesús. Hice una oración de arrepentimiento y entrega a Cristo y el Señor hizo el milagro: me levanté sano y salvo. Desde entonces lo busco con todo mi corazón y gracias a su misericordia soy ahora un cristiano y un hombre de fe, con mucha esperanza en la Persona de Cristo Jesús.

La sentencia. En realidad, me sentenciaron a cadena perpetua, pero yo estoy convencido de que soy libre por la misericordia de mi Señor Jesucristo. Lo tengo en mi corazón todos los días de mi vida y practico su única doctrina, que es el amor. A mis compañeros les llama la atención mi actitud y no entienden cómo puedo yo vivir con esta condena, porque me ven diferente, feliz, trabajando y compartiendo la Palabra de Dios. Ellos no entienden cómo Jesús me comunica la fortaleza y la esperanza que necesito y me dicen que estoy loco. Precisamente la Palabra de Dios dice que para los que no creen, las cosas de Dios son una locura o tonterías (1 Corintios 2, 14).

En este lugar trabajo confeccionando artículos de cuero, como monederos y carteras. Mi amada madre es mi apoyo y me colabora vendiendo mis trabajos. Ella es muy fuerte; su fortaleza y su amor me motivan para seguir adelante. Es una bendición de Dios y sé que el Señor la cuida también a ella.

Yo tengo mucha fe en que mi Señor va a tocar el corazón de muchas personas y los moverá a actuar con misericordia, porque como decía Santa Teresa: “Llevo por todas partes el corazón de mi Dios y al Dios de mi corazón” y así compartir con otras personas que necesitan de él este amor que él me ha dado gratis.

Querido hermano, espero que esta información te sirva a ti o a otras personas y les apoye en lo que esté a su alcance para que sigan creciendo espiritualmente. Que Dios los guarde y los guíe siempre para que sigan alimentando tantas almas necesitadas del amor de Dios.

Comentarios