La vida de la Resurrección
Ideas prácticas para personas, familias y grupos
El tiempo posterior a la Pascua de Resurrección y a Pentecostés es un período de renovación de la fe, una época en que celebramos la vida nueva que Jesús ganó para sus fieles gracias a su muerte y su resurrección.
Dios quiere que experimentemos esa vida, que sepamos lo que significa vivir como hijos e hijas del Padre, cualquiera sea la edad que tengamos. Todos —individualmente, en familia o en grupo— podemos hacer algo para experimentar personalmente el poder de la resurrección.
La Palabra Entre Nosotros desea sugerir ideas prácticas al respecto. Léalas y ore para ver cuáles serían mejores para usted, su familia o su grupo, adaptándolas libremente a sus necesidades cuando sea necesario. A veces, lo que resulta bueno y práctico en un caso determinado no es necesariamente adecuado en otro; por eso es preciso pedirle ayuda al Espíritu Santo y decidir lo que sea más conveniente.
La Escritura dramatizada. Cuando meditamos en las verdades que contiene la Sagrada Escritura, Dios mismo nos da a conocer la vida nueva que quiere darnos. A continuación, ofrecemos algunas sugerencias útiles para que los niños (y también los adultos) capten las verdaderas realidades de la Biblia dramatizando algunos pasajes de la Escritura.
Al final de los Evangelios hay excelentes relatos de la resurrección y las apariciones de Jesús, y en los Hechos de los Apóstoles, de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Algunos de estos textos pueden dramatizarse fácilmente, de manera que cada persona (niño o adulto) pueda desempeñar un papel diferente. Por ejemplo, el pasaje de la aparición de Jesús a Tomás (Juan 20,19-29) se presta bien para la dramatización, ya que uno puede leer la parte de Jesús, otro la de Tomás, y el resto puede improvisar la de los discípulos. Igualmente, lo descrito en Juan 20 y 21 después de la resurrección puede dramatizarse representando los personajes de María Magdalena, Pedro, Juan, Jesús y un narrador.
Una familia decidió dramatizar el relato de la resurrección según San Lucas (24,1-12). Dos niñas representaban a las mujeres que fueron al sepulcro y los adultos hacían la parte de los ángeles. Un niño, muy contento, representó a Pedro corriendo al sepulcro para descubrir que estaba vacío. Estos niños eran pequeños, de edad preescolar o kindergarten, pero cuando terminaron la dramatización, podían recordar aspectos importantes de la resurrección de Jesús.
Dibujos. Los dibujos siempre ayudan a captar la atención de los niños. Cuando se leen pasajes del Evangelio, es bueno mostrarles estampas relativas a la lectura, ya sean cuadros escogidos de antemano o dibujos hechos por alguno de los adultos. Para esto no es preciso ser dibujante; a los niños pequeños les gusta mucho cuando mamá, papá o los abuelos les relatan un cuento usando, por ejemplo, dibujos o figuras hechos de papel o palitos para representar la acción.
Hay muchos temas que pueden dibujarse: la tumba vacía con la piedra corrida; las mujeres o los discípulos que vienen a ver, o los ángeles de enormes alas que anuncian la resurrección del Señor. Se puede dibujar a Jesús tal como se les apareció a los discípulos en el aposento alto, cuando dijo: "Paz a ustedes’’. Otro tema para dibujar puede ser Jesús que se aparece a orillas del lago de Galilea (Juan 21). Todo esto sirve para impartir realidad a estos relatos, para que los más pequeños saquen mejor provecho.
Las lecturas de las fiestas de la Ascensión y Pentecostés son temas excelentes, ya que contienen escenas que se prestan para ser dibujadas o dramatizadas.
Reflexión bíblica. Desde el día de Pentecostés, Jesús quiere darnos a conocer de modo especial que Él es el Señor resucitado y victorioso. Escoja un pasaje del Evangelio y léalo con la familia o el grupo. Luego, en diez o quince minutos, cada persona puede escribir lo que haya aprendido de Jesús en la lectura, pero cada uno ha de pedirle primero al Espíritu Santo que le enseñe algo acerca de ese capítulo. Luego se puede comparar lo que cada uno haya escrito.
Mientras usted lea estos pasajes, pídale al Espíritu Santo que le haga comprender las enseñanzas contenidas en ellos acerca de la vida nueva en Cristo. En su oración de cada día, pídale a Dios que le dé a conocer mejor la victoria de la resurrección y la venida del Espíritu Santo, para que pueda experimentarla en su propia vida. Que esto sea lo esencial de su oración, y anote en un cuaderno lo que Dios le vaya mostrando. Si persiste fielmente en la lectura y la oración personal, pronto podrá adquirir una comprensión más clara y completa de la vida cristiana.
Vidas de los santos y ayudas visuales. Siempre es útil leer lo que han escrito los santos acerca de la resurrección, el Espíritu Santo y la vida nueva en Cristo. El testimonio de la conversión de un santo o su experiencia espiritual podría servir para iniciar un buen diálogo, especialmente si el libro se lee en familia o en grupo.
Un plan para la oración diaria. Prepare un calendario de oración familiar o en grupo y úselo con frecuencia. Trate de concentrarse en temas relacionados con la Pascua, la Venida del Espíritu Santo y la vida nueva en Cristo. El plan puede ser, por ejemplo, empezar la oración con un canto y continuar con alabanza a Dios, leyendo en voz alta uno de los Salmos. Después se podría leer un pasaje sobre la resurrección, sobre las apariciones de Jesús resucitado o las acciones de los apóstoles después de Pentecostés. Tal vez podría concluirse con peticiones espontáneas e intercesión por distintas intenciones. Es mejor no aplicar siempre el plan al pie de la letra, para que no sea monótono para los niños.
En la oración familiar puede usarse cualquier modelo que dé buen resultado. Sepa que en la familia —que es la iglesia doméstica congregada en nombre de Jesús— no importa cuál modelo se use, el Señor bendecirá?sus esfuerzos. Pueden también tomarse como guía las lecturas de la Misa, indicadas en cada una de las meditaciones diarias de esta revista. El Rosario, especialmente un Rosario Bíblico, que cada vez gana mayor popularidad, es también un excelente modelo para la oración en familia o en grupo. En este tiempo del año tal vez sea útil meditar en los misterios gloriosos o luminosos.
Testimonio en familia. Conocemos a una familia que obtuvo frutos formidables cuando los padres decidieron usar esta forma de oración en una festividad reciente. Con la familia reunida, el padre habló de su niñez y adolescencia, de cómo había escuchado el Evangelio y de cómo se había arrepentido por primera vez reconociendo a Jesús como Señor de su vida. Los hijos lo escucharon con mucha atención a él y luego a la madre, cuando ella les contó cómo Jesús la había transformado. Después, los hijos participaron con mucho entusiasmo cuando se les dio la oportunidad de orar y pedirle a Jesús que fuera el Señor de su vida.
Lo esencial de estas sugerencias no es tratar de ponerlas en práctica todas al mismo tiempo. Comience poco a poco; tome una idea y pruébela. Vea si dan buen resultado para usted, su familia o su grupo. Pídale a Dios que bendiga a sus familiares y hermanos del grupo, y que le dé la gracia divina de un modo tal que usted pueda experimentar profundamente la vida nueva que Jesucristo vino a darle.
Comentarios