La Jornada Mundial de la Juventud
Mensajes principales del Papa Francisco
Por: Mons. Mario Dorsonville
Con gran esperanza y gozo hicimos un seguimiento de lo que fue el encuentro del Papa Francisco con la juventud en Cracovia del 26 al 31 de julio pasado.
Si pudiéramos hacer un recuento de su mensaje a nuestros jóvenes de la comunidad mundial tendríamos que reflexionar en tres mensajes fundamentales en los que una y otra vez el Santo Padre insistió.
El amor a la persona de Jesucristo y el conocimiento de su palabra, como una de las mayores riquezas que el alma de un joven puede abrazar; la oración y la vida sacramental de la Iglesia, especialmente la Sagrada Eucaristía, son los caminos por los cuales los jóvenes de nuestro nuevo milenio pueden avanzar en su misión de evangelizar al mundo de hoy, no solo con la palabra, sino también con las obras, que se encarnan en el amor y el servicio hacia los más necesitados, los pobres, los inmigrantes, los refugiados y todos aquellos que desafortunadamente sufren en la soledad y en el anonimato.
La paz mundial es otro reto para la juventud, formadores de un futuro mejor para la humanidad. Es claro en el pensamiento del Papa Francisco que no hay guerra de religiones, sino ausencia del amor de Dios en el corazón de los seres humanos. Construir la paz es caminar y entrar por la Puerta Santa del Año de la Misericordia. Es preciso saber que Dios es amor y quien experimenta ese amor de Dios debe perdonar y ser un instrumento de reconciliación. El mundo tiene necesidad de jóvenes que vivan un compromiso de un auténtico amor, que los lleve por un sendero de desprendimiento de lo material y que, optando por una vida de servicio al prójimo, sean esos instrumentos de Cristo en la tierra, que acoge y bendice a todo el que necesita su perdón.
Otro de los grandes mensajes de esta Jornada Mundial de la Juventud fue el amor a la familia. Sin la familia no existe un futuro para la humanidad. La vocación a la vida matrimonial y el compromiso de una unión indisoluble bendecida por Dios es un garante de felicidad en la existencia de un joven. En otras palabras, no hay que tenerle miedo al matrimonio, puesto que este es el principio de la realización personal y humana de un individuo. De esta forma, el Santo Padre exhortó a los jóvenes sembrando en sus corazones el anhelo por un mundo mejor, que se puede lograr siempre y cuando todos ellos y ellas crezcan a la luz del Espíritu Santo en la fe, la esperanza y el amor.
Con gran alegría recibimos del Santo Padre en la misa de clausura de la Jornada las buenas nuevas de que la sede del próximo Encuentro Mundial de la Juventud será Panamá. Nuevamente la Iglesia mira al Hemisferio Americano con esperanza y sabemos que todos nosotros, los americanos, responderemos con gran entusiasmo a esta invitación para el año 2019. Que todos nuestros hermanos panameños reciban la felicitación y desde ya el apoyo que sabemos todo el Hemisferio les brindará con ocasión de la visita del Santo Padre a la juventud mundial y en ella a todos los jóvenes de nuestro continente.
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