La “fuerza creadora” del Espíritu
Carta del editor
Por: Luis E. Quezada
Alguien dijo una vez que el Espíritu Santo es el “Gran desconocido” de la Iglesia, y es cierto que no todos los católicos tienen un buen conocimiento de quién es o qué hace el Espíritu Santo. En efecto, en mi caso particular, después de recibir la Primera Comunión a los 9 años, al año siguiente recibí la Confirmación.
No tengo la menor duda de que la catequista nos explicó muy bien quién es el Espíritu Santo y cuál es su obra, pero para ser sincero, a mis 10 años de edad, mi pensamiento vagaba por otros lados y seguramente no puse atención a tales explicaciones. Sí, en efecto, para mí el Espíritu Santo era un gran desconocido.
Pero, por la gracia y la misericordia de Dios, todo empezó a cambiar desde que mi esposa, con la guía de la Sagrada Escritura, me fue llevando de la mano a conocer a Cristo. Cuando finalmente me entregué al Señor y le pedí que viniera a mi corazón, ¡tuve un “encuentro transformador” con mi Señor y Salvador y él despertó en mí su Espíritu Santo! ¿Cómo lo supe? Es como alguien que dijo: “Tú le puedes explicar todo lo que quieras a un niño como es meterse a la piscina y nadar, pero a menos que él mismo lo haga ¡ni siquiera se imaginará cómo será esa experiencia!”
Una de las maneras de saber si el Espíritu Santo se ha despertado en uno es que del corazón te nace un amor a Jesús que nunca antes habías experimentado y un gran deseo de alabarlo y darle gracias. A partir de entonces, tu vida nunca volverá a ser la de antes. Otra señal inequívoca de la presencia del Paráclito es que uno se enamora de la Sagrada Eucaristía y de Palabra de Dios y surge en tu corazón una sed insaciable de saber lo que él nos dice en ella. El Espíritu Santo también manifiesta su presencia discreta pero poderosa en los frutos espirituales, de los que habla San Pablo en la carta a los Gálatas 5, 22, y que todo cristiano ha de cultivar y desarrollar.
Por eso en esta edición presentamos artículos sobre la bendición que significa experimentar la gracia poderosa del Espíritu Santo. ¡Ojalá todos la experimenten!
Otros artículos. En la parte posterior, incluimos otros artículos: una reseña biográfica de la venerable Conchita de Armida, de México; y un artículo catequético sobre la encíclica Humanae Vitae de San Pablo VI.
¡Que el resplandor de Cristo Resucitado y la gracia del Espíritu Santo los acompañen siempre! Su hermano en Cristo,
Luis E. Quezada
Director Editorial
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