La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Oct/Nov 2010 Edición

Hoy más libre que nunca

Por Silvestre Perfecto Avilés

Hoy más libre que nunca: Por Silvestre Perfecto Avilés

Hace varios meses recibimos esta carta enviada por un preso que cumple condena en la Penitenciaría del Condado de Malher, localizada en Vale, Oregon, Estados Unidos. No dice cuál fue su delito ni su condena, pero lo importante es que allí, tras las rejas, encontró una nueva vida en Cristo Jesús.

Les escribo estas líneas desde la cárcel de Vale, en Oregon. Estoy por salir libre con la ayuda de Dios y sus oraciones. Un día me levanté y me sentía tan deprimido y cansado de mi vida, que le dije a un compañero que yo quería tener una Biblia en español, que la quería leer y que estaba cansado de vivir como lo había hecho. Así fue como le pedí a una consejera que me consiguiera una Biblia y ella me dijo que lo haría.

En esos días recibí una carta de un amigo, que ha sido como un ángel que Dios puso en mi camino, y que me daba diversos consejos. Reconocí que había llegado el momento de despojarme de mi soberbia insensata y de aprender un nuevo caminar. Pero ¿cómo lo haría? Le rendí mi vida completamente al Señor Jesús. Tomé la Biblia que me habían conseguido y empecé a leer su palabra, porque surgió en mí un gran hambre de la Palabra de Dios.

Todavía lucho con algunas situaciones, pero ahora me puedo mirar en el espejo y sentirme orgulloso al saber que soy un hijo de Dios. Sé que valió la pena salvarme. Hoy me hago responsable por mis acciones. Todavía quedan escombros de mi pasado que tengo que limpiar, pero ya no lo tengo que hacer solo. Ahora tengo un amigo, su nombre es Jesús, y Él me ayuda en todos mis problemas, porque tengo una relación personal con Él.

Cristo me ha enseñado a despojarme de mis viejos caminos, básicamente de toda mi vida. Él me está enseñando a reclamar para mí firmemente las promesas de la Palabra y tener fe en Él. Me ha dado el regalo del amor y hoy soy capaz de dar y recibir amor. ¡Qué regalo tan maravilloso! Y pensar que me estaba perdiendo todas las promesas de Dios, porque yo era muy terco para cambiar. ¡Qué pérdida de vida!

Hoy trato de sembrar tantas semillas como me sea posible, con la esperanza de que Dios las riegue y las haga florecer. Por eso les digo a las personas: “No se pierda; no se sienta vacío y solo; no se quede sin Cristo en su vida.” Sí, es cierto que yo estoy encerrado en una celda, con cerrojo; pero tengo que decir que me siento más libre hoy que lo que he sido en toda mi vida. ¡Gracias, Señor Jesús, por hacer que me sienta como algo valioso ante tus ojos!

Saludos a todos los que colaboran en La Palabra Entre Nosotros. Su revista me ha dado a conocer más de cómo compartir la Palabra del Señor con mi prójimo. Los felicito en nombre de nuestro Señor Jesucristo, ya que por su revista y su gran esfuerzo por propagar el Evangelio se han ganado mi admiración, por la manera en que explican cada versículo de las Escrituras. A mí y a mi familia nos ha ayudado y sigue ayudando muchísimo con los compartires que encontramos en cada revista. Que Dios los bendiga hoy, mañana y siempre. Me voy deportado a mi México lindo y querido. Hasta pronto les dice su hermano en Cristo Jesús, Silvestre Perfecto Avilés.

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