Enero 1- Febrero 9 de 2016
Carta del Editor
Queridos hermanos en Cristo:
¿Qué es la gracia? Por mucho tiempo, después de haberle entregado mi vida al Señor, nunca tuve una idea clara de lo que era la gracia y me preguntaba, ¿qué significará, en el Ave María, cuando el ángel le dice a la Virgen: “llena eres de gracia.” Y muchas veces escuchaba la frase: “por la gracia de Dios”, pero en realidad me costaba entender claramente la idea.
Más tarde, cuando se publicó el Catecismo de la Iglesia Católica, leí que “Nuestra justificación es obra de la gracia de Dios… el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada” (CIC 1996) y entendí que la gracia de Dios es algo como la presencia del Espíritu Santo y su acción santificadora en el alma del creyente.
Y ¿qué es la misericordia? Es el amor compasivo y tierno de Dios, que se expresa de manera admirable en esta definición: “El Señor, el Señor, Dios clemente y misericordioso, tardo para la ira y lleno de lealtad y fidelidad, que conserva su fidelidad a mil generaciones y perdona la iniquidad, la infidelidad y el pecado” (Éxodo 34, 6-7).
Podemos concluir, entonces, que la gracia y la misericordia están íntimamente ligadas y ambas se refieren a lo que el Señor desea hacer en el alma y el corazón de todos sus hijos.
El año que se inicia. Por lo anterior, dedicamos esta edición de la revista a la gracia de Dios, que sin duda se manifestará de modo particular durante el Año Santo del Jubileo de la Misericordia que ha decretado el Santo Padre Francisco.
Pero, ¿qué aplicación práctica tiene esto para nosotros, especialmente los laicos? Una muy directa y valedera. Los cristianos hemos de “ser como Cristo”, o sea, imitarlo en sus palabras y acciones; ser compasivos y misericordiosos, y dispuestos a perdonar y olvidar las ofensas recibidas.
Si todos los creyentes nos comportáramos así, el mundo cambiaría. ¿Por qué no nos proponemos hacer el esfuerzo de actuar de esta manera durante todo el año que se inicia?
Otro material. Incluimos también, en esta edición, dos cartas interesantes. La primera es de una hermana religiosa del Perú, que nos habla de cuánto le ha servido a su grupo nuestra revista en su apostolado carcelario. La segunda es del Obispo Auxiliar de Washington, Mons. Mario Dorsonville, en la cual recomienda a los fieles católicos el uso de La Palabra Entre Nosotros en su vida espiritual, tanto personal como comunitaria.
Deseándoles un Año Nuevo muy bendecido y fructífero, los saluda afectuosamente su hermano en Cristo,
Luis Quezada, Director Editorial | Escriba una correo al Editor
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