La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Pascua 2023 Edición

El Señor, es mi Pastor

Queridos hermanos:

El Señor, es mi Pastor: <strong>Queridos hermanos:</strong>

¡Felices Pascuas de Resurrección! En estos cincuenta días estaremos celebrando la fiesta más grande del cristianismo, la resurrección de Jesucristo nuestro Señor, sobre la cual se fundamenta nuestra fe.

Durante este tiempo Jesús se nos presentará como el Buen Pastor, aquel que da la vida por sus ovejas.

Nos dice el Papa Benedicto XVI: “El Evangelio de san Juan, en el capítulo décimo, nos describe los rasgos peculiares de la relación entre Cristo pastor y su rebaño, una relación tan íntima que nadie podrá jamás arrebatar las ovejas de su mano. De hecho, están unidas a él por un vínculo de amor y de conocimiento recíproco, que les garantiza el don inconmensurable de la vida eterna” (Benedicto XVI, Regina Caeli, 15 de mayo de 2011).

Desde los inicios de la Iglesia, en las catacumbas donde se reunían los primeros cristianos, empezaron a aparecer ilustraciones de Jesús como un pastor. Jesús es el pastor que conduce a su rebaño, sus ovejas reconocen su voz y lo siguen y él abre para ellas las puertas del redil. Estas ilustraciones nos muestran que los primeros cristianos ya se identificaban como aquel rebaño e identificaban a Jesús como su Pastor.

En Israel, durante el tiempo de Jesús, el oficio de pastor era muy común. Rercordemos que los primeros en recibir el anuncio del nacimiento del Salvador, fueron precisamente pastores. Generalmente, el pastor era un empleado contratado por el dueño del rebaño, no el dueño mismo. Las ovejas son animalitos sumamente frágiles y torpes a quienes el pastor debe vigilar en todo momento.

El pastor es quien debe guiarlas a las praderas verdes donde puedan alimentarse y a fuentes de agua fresca. Debe ir en su búsqueda cuando alguna se extravía y rescatarla cuando se encuentra en peligro. El pastor defiende a las ovejas del lobo que acecha y ataca, y también de los ladrones que amenazan el rebaño. Sin embargo, había pastores que solo se limitaban a recibir su salario pero no hacían el más mínimo sacrificio por el rebaño que cuidaban.

Como veremos en los artículos de esta edición, Jesús es nuestro buen pastor y nosotros somos sus ovejas. El Señor Jesucristo entregó su vida para salvarnos a nosotros, nos rescató de las fauces del lobo para que vivamos a su lado durante toda la eternidad.

En esta edición tendremos también un artículo escrito por Luis Quezada, quien fuera nuestro director editorial, le agradecemos nuevamente a Luis su colaboración con nostros.

Hermanos, que tengan un tiempo de Pascua lleno de las bendiciones del Señor y caminen acompañados de nuestra Madre, María.

María Vargas
Directora Editorial

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