El niño en la cobija
El amor de Dios se abrió paso en mi dolor
Por: Leslie Kowalski
No se podría decir que mi infancia fuera la más feliz que una persona pueda tener. Habiendo crecido en una casa pequeña, siendo la décima de doce hijos, con padres que luchaban con enfermedades mentales, ciertamente aprendí a temer a Dios. Pero yo no era consciente de lo mucho que él me amaba. Éramos muy pobres, y difícilmente teníamos suficiente comida. Mi padre a veces mataba ardillas desde la ventana del baño para que pudiéramos comer algo, y otros días nos arrastrábamos en medio de los basureros del supermercado buscando alimentos. No teníamos cobijas, así que en el invierno metíamos nuestras piernas en las mangas de los abrigos carcomidos por las polillas.
Era una vida dura, pero las cosas comenzaron a cambiar cuando, a los doce años, comencé a trabajar como niñera para mi hermana mayor. Ella...
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