La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Abril/Mayo 2007 Edición

El Domingo de la Divina Misericordia

Sean misericordiosos como mi Pardre es misericordioso

El domingo siguiente a la Pascua de Resurrección, la Iglesia celebra el Domingo de la Divina Misericordia, como lo dispuso S.S. Juan Pablo II el 5 de mayo de 2000.

El Santo Padre, evidentemente iluminado por el Espíritu Santo, dispuso esta celebración en atención a que, entre otras cosas, el Evangelio del Segundo Domingo de Pascua narra las maravillas realizadas por nuestro Señor Jesucristo el día mismo de la Resurrección cuando se apareció por primera vez a los discípulos y les dijo: "Paz a ustedes. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes". Luego sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar" (Juan 20,19-23).

La Misericordia Divina: Fuente de vida y salvación. Esta devoción es, como vemos, bastante reciente y todos sabemos que una figura infaltable al hablar de la Misericordia Divina es Santa Faustina Kowalska, la religiosa polaca a quien el Señor nombró "Secretaria y Apóstol de la Divina Misericordia en preparación para Su Segunda Venida." Efectivamente, gracias a la pureza, la fe y la docilidad de esta santa religiosa se ha venido propagando por todo el mundo la devoción a la Misericordia de Dios.

En uno de sus mensajes a Santa Faustina, el Señor le dijo: "El alma que se confiese y comulgue obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas . . . Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la Confesión y reciban la Santa Comunión el día de la fiesta de mi Misericordia…" (Diario, 699, 1109).

En efecto, la inmensa benevolencia de Dios, tanto hacia el género humano en su conjunto como hacia cada persona individual, resplandece de modo especial cuando el mismo Dios todopoderoso perdona los pecados, los defectos morales, los malos hábitos y todo tipo de maldades, y recibe nuevamente con amor paternal a los culpables, que con justificada razón habían perdido su amistad. Un ejemplo práctico lo leemos en la parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15,11-32).

La misericordia actualizada. Pero pareciera que nos hemos acostumbrado a escuchar en la Santa Misa las lecturas que nos hablan del perdón de Dios y ya no nos impresionan tanto. Tal vez fue por eso que el Señor le dio a Santa Faustina, gran mística del siglo XX, las extraordinarias revelaciones de su Divina Misericordia e inspiró al Santo Padre Juan Pablo II para que instituyera oficialmente la Fiesta como Devoción Universal.

Era preciso llamar a los fieles de Dios a tomar conciencia nuevamente de que el Señor nos ha salvado por su pura misericordia, como nos dice San Pablo: "De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de eso, merecíamos con toda razón el terrible castigo de Dios, igual que los demás. Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios [es decir, su Divina Misericordia] han recibido ustedes la salvación" (Efesios 2,3-5).

Dice el Padre Serafín Michalenko en su conocido folleto La Divina Misericordia, Mensaje y Devoción: "Una cosa parece bien clara: Por medio de esta promesa [del perdón], nuestro Señor está enfatizando el valor infinito de la Confesión y la Comunión como milagros de misericordia. Quiere que nos demos cuenta de que, la Eucaristía es su propio Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, ella es la "Fuente de Vida". La Eucaristía es Jesús Mismo, el Dios vivo, que anhela derramarse en nuestros corazones como Misericordia" (p. 39).

La imagen y los mensajes. El 22 de febrero de 1931, Sor Faustina tuvo una visión en que el Señor Jesús le encomendó que hiciera pintar su imagen según el modelo que ella veía. Y le dijo: "Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la inscripción: Jesús, en Ti confío . . . En la cruz, la fuente de mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas; no he excluido a ninguna" (Diario, 327, 1182). Desde entonces, la venerada imagen de la Divina Misericordia ha dado la vuelta al mundo llevando el mensaje del amor y el perdón de Dios a todos los pecadores.

El Señor le dio a Santa Faustina muchos mensajes y enseñanzas, para que ella los difundiera y así se diera a conocer no sólo el significado de la imagen, sino el conocimiento de la gran Misericordia de Dios. De esta manera, quiso Jesús recordar al mundo la eterna verdad de que Dios ama al ser humano con amor misericordioso; quiso transmitirle nuevas formas de devoción a la Divina Misericordia e inspirar un movimiento de renacimiento de la vida religiosa con el espíritu cristiano de confianza en el amor de Dios y de misericordia al prójimo.

En uno de los mensajes, Jesús le dijo a Faustina:"Deseo que Mi misericordia sea venerada; le doy a la humanidad la última tabla de salvación, es decir, el refugio en Mi misericordia" (Diario, 998). "Es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo para que recurran, pues, a la Fuente de Mi misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos" (Diario, 848).

La Virgen María, Madre de Misericordia. En su Diario, Faustina transcribe unas palabras que oyó de la Santísima Virgen María: "Yo soy no sólo la Reina del Cielo, sino también la Madre de la Misericordia y tu Madre" (Diario, 330). ?En otras dos ocasiones la Santísima Virgen le dijo a Santa Faustina: "Oh, cuán agradable es para Dios el alma que sigue fielmente la inspiración de la gracia. Yo di al mundo el Salvador y tú debes hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda venida. Él vendrá, no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh, qué terrible es ese día. Establecido está ya, es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para conceder la misericordia" (Diario, 635).

La Coronilla, la Novena y la Fiesta. Junto con la veneración de la Imagen sagrada, el Señor le mandó a Santa Faustina que cada día se rezara la Coronilla a la Divina Misericordia, siguiendo el estilo del Santo Rosario, pero invocando al Padre eterno y repitiendo como letanía, en lugar de las Ave Marías, las palabras: "Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero."

La Novena se reza, siguiendo ciertas pautas que el Señor también le dio a Faustina, desde el Viernes Santo a las 3:00 de la tarde, hasta el Domingo de la Divina Misericordia también a las 3:00 de la tarde, culminando con la Santa Misa.

Al final de la Canonización de Santa Faustina, el Santo Padre declaró: "En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros."

La indulgencia plenaria. Más tarde, el Vaticano emitió un Decreto (el 29 de junio de 2002) por el que se concede la Indulgencia Plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) a los fieles que, "en el Segundo Domingo de Pascua, llamado de la Misericordia Divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participen en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia Divina, o al menos recen, en presencia del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, ‘Jesús misericordioso, en Ti confío’)."

Hagámonos todos el santo propósito de tener siempre presente la Divina Misericordia de Dios, gracias a la cual tenemos la posibilidad de ir al cielo. Desde ahora mismo podemos empezar a rezar diariamente la Coronilla, y a partir del Viernes Santo rezar la Novena hasta el Domingo siguiente a la Pascua de Resurrección.

Luis E. Quezada es Traductor/Redactor de La Palabra Entre Nosotros y vive con su esposa Maruja en Rockville, Maryland.

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