De regreso al rebaño auténtico
Por Jesús R. Góngora Luque
Quiero testimoniarles a continuación que, después de permanecer durante nueve años en diversas iglesias evangélicas, he regresado a la Santa Iglesia Católica.
Oré y Dios me respondió. Todo comenzó con la oración que le dirigí a Dios el 16 de diciembre de 2003 y que a continuación transcribo:
“Padre santo, que estás en los cielos, santificado y glorificado sea tu nombre por toda la eternidad. Te alabo y bendigo, buen Dios Trino y te doy las gracias por tu amor y misericordia para conmigo, sabiendo que me das en cada momento lo que necesito. Te pido perdón por mis fallos, por todas las veces que he pecado de falta de amor con mi familia y los demás en estos nueve últimos años de andar en las iglesias protestantes.
“Y ahora, Padre, te pido que me des fortaleza para enfrentarme al rechazo de los demás y mantenerme firme por el paso que he decidido dar, entre otras causas, para aumentar y consolidar mi comunión contigo y buscar que mis obras en esta vida sean de tu agrado conforme a tus mandamientos.
“Dirígeme de nuevo en mi retorno a la Santa Iglesia Católica, a una buena comunidad parroquial donde se viva de forma lo más auténticamente posible, dentro de nuestras imperfecciones y fallos, tu Santo Evangelio y donde encuentre un buen compañerismo cristiano y católico para que se hagan realidad las principales causas que te he referido antes. Esto te lo pido en el nombre de Jesús confiado en que Tú me guiarás. Amén.”
De la oración a la acción. Al día siguiente, Dios contestó mi oración dándome convicción y paz suficientes en mi corazón para dar el paso de solicitar mi adhesión a la Parroquia de mi barrio donde, de nuevo mediante la Eucaristía y otras muchas actividades, mi familia y yo servimos al Señor en la medida de nuestras posibilidades. Allí también he recibido de Jesús, la intercesión y el favor de nuestra bendita Madre María, que vela día y noche por todos nosotros, sus hijos adoptivos.
De mí tan solo quiero referir que, en mi infancia, fui católico como la mayoría de los españoles, pero en la juventud me fui alejando de la fe católica y mi vida tomó derroteros ajenos a la fe. A los 35 años, ante diversos problemas que surgieron en mi vida me hice una serie de preguntas acerca de la existencia de Dios y ante la lectura del Santo Evangelio de Juan recibí de nuevo la luz de Jesucristo que en la adolescencia le di la espalda.
Pero cometí el error de no regresar a la iglesia de mi Bautismo, Comunión y Confirmación y de creer, por medio de algunos sectarios evangélicos, que las religiones eran malas y que tan solo aquellos que tienen a la Biblia como única autoridad eran los verdaderos cristianos.
Con el tiempo, cuando fui comprobando que ellos, los evangélicos y protestantes, también han edificado una religión, pero alejada en muchos casos de la verdadera interpretación de la Santa Palabra de Dios, tuve que pedir perdón a Dios por haber tratado de llevar a mi familia y a otros a las sectas, con el daño que ello produce, a la vez de darle las gracias por mostrarme el camino al lugar donde todo cristiano debería estar: su Santa Iglesia Católica y Apostólica, a la que regresé, junto con mi esposa y dos hijos, con los muchos años de vida regalada por nuestro Señor y Salvador.
Impactado por el amor de mi esposa. Hay muchas razones de diverso tipo que me han animado a tomar la decisión de retornar a la Iglesia Católica. La más importante ha sido el testimonio de amor que me ha dado mi esposa, y otros familiares católicos también, que habiendo deseado desde hace tiempo volver a la misma, en ningún momento me presionó para que me convirtiera al catolicismo ni lo hizo ella para dividir a la familia. Por el contrario, seguía acompañándome a los cultos evangélicos, después de haber soportado mis presiones para que ella se convirtiera a la fe protestante.
Su fe católica la mostraba con sus obras y su comportamiento conmigo, por lo que en mi conciencia me preguntaba si no era yo el equivocado. Empecé a investigar por mi cuenta en páginas de apologética católica (www.defiendetufe.org y www.apologetica.org), donde se razonan bíblicamente sus doctrinas y su tradición, razón por la cual me di cuenta de que la interpretación bíblica del protestantismo era sesgada y a conveniencia del grupo que la interpretara, lo que da lugar a las numerosas sectas que en este campo podemos encontrar.
La fe y las obras. Comencé a entender el valor de la obediencia (obras) en mi salvación. A raíz de esto, empecé a pensar que la salvación solo por fe no es posible si no va acompañada de obras que demuestren que la fe está viva, y que son esas obras las que va a juzgar el Señor para comprobar si nuestra fe en Él es genuina o no. Además, que debemos mostrar mayor humildad y estar confesados y arrepentidos de nuestros pecados cuando nos llegue la hora de llegar a su presencia.
Comprendí que la iglesia que verdaderamente predica la Biblia en forma completa y pone en el lugar que le corresponde a las buenas obras, como necesarias para la salvación, no es otra que la Iglesia Católica, fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
Hay muchas más razones de tipo bíblico, lógicas y de mi historia personal que me han llevado a retornar a la Iglesia Católica, pero considero que no pueden caber en un testimonio que ha de ser lo suficientemente condensado para que pueda llegar a muchas personas.
Espero que este humilde testimonio, sirva para la mayor gloria de nuestro Señor, y para demostrar que la Iglesia Católica, desde hace más de 2000 años, con sus luces y sombras pero de manera ininterrumpida, ha sido fiel a las enseñanzas del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Jesús R. Góngora Luque reside en la localidad de San Sebastián (Guipúzcoa), España.
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