Carta Del Editor
Por: Luis E. Quezada
Queridos hermanos en Cristo:
Yo soy católico bautizado y confirmado desde mi niñez, aunque nunca tuve formación formal en la doctrina católica. En los años de mi adolescencia y juventud me alejé de la Iglesia, siguiendo la tendencia de mi familia. Llevaba una vida tranquila de estudio y trabajo, pero Dios no era parte activa de mi mundo. Él estaba allí, pero yo no le prestaba atención. Tal vez muchos puedan identificarse conmigo en esto.
No fue sino hasta que me puse de novio y me casé con la que hoy es mi querida esposa, Marujita, que ella empezó a hacerme preguntas acerca de mi fe y de cómo yo la practicaba, preguntas que yo no sabía cómo responder o respondía con evasivas o con ideas que eran errores doctrinales.
Por eso, ella me instó a leer la Sagrada Biblia y rezar pidiendo conocer mejor al Señor. Así fue como empecé leyendo el Nuevo Testamento, y el Señor fue haciendo la luz en la oscuridad de mi mente y comenzó a revelarse a mí en forma personal. Un día me di cuenta de que en realidad había surgido en mí el vivo deseo de conocer mejor al Señor y de hacer algo para asegurar la salvación de mi alma.
Después de muchos años de estudio, oración y reflexión, ahora veo que la revelación que el Señor me fue concediendo desde entonces, pese a que yo no la buscaba, fue mi tabla de salvación, pues me entregué al Señor y mi vida cambió, mi relación matrimonial mejoró muchísimo y desde entonces soy, junto a mi esposa, un católico practicante y comprometido y los dos prestamos servicio en nuestra parroquia.
En esta revista, afirmamos que Dios quiere revelarse a todos sus hijos, a fin de que ellos renueven su vida y lleguen a tener una comunión personal con Cristo Jesús. ¿Por qué? Porque esta es la vía más segura y directa para que todos los fieles lleguemos un día, en la posteridad de nuestra existencia en este mundo, a gozar de la presencia gloriosa y dulcísima de nuestro Dios y Salvador en el cielo.
Diversas advocaciones marianas. En la edición de octubre pasado incluimos la primera parte de un artículo sobre las devociones marianas que hay en los diversos países americanos. Ahora, presentamos la parte final de ese artículo.
También insertamos el testimonio de una hermana que tuvo la bendición de participar en las celebraciones del Medio Siglo de la Renovación Carismática Católica en Roma, junto al Papa Francisco. Esperamos que este testimonio sea inspirador para todos.
Ya prontos a prepararnos para el tiempo del Adviento, les desea muchas bendiciones su hermano en Cristo,
Luis E. Quezada
Director Editorial
editor@la-palabra.com
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