Carta Del Editor - Pascua 2012
Queridos hermanos en el Señor:
¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! De esta forma saludaban los primeros cristianos a sus herma nos y éstos contestaban ¡Verdaderamente ha resu citado! Así daban a conocer la esencia de su fe, de la cual se enorgullecían al punto de estar dispuestos a morir para defenderla, y anunciaban el sentido mismo del mensaje del Evangelio: que Jesucristo, el Hijo de Dios, había cumplido el Plan divino para la salvación del género humano, vale decir, el acontecimiento más trascendental de toda la historia de la humanidad.
Gracias a Dios, en los últimos años hemos tenido dos Sumos Pontífices — Juan Pablo II y Benedicto XVI— que han tomado el estandarte de la nueva evangelización y lo han llevado en alto a todos los rincones del mundo. Pero, en realidad, la renovación del cristianismo depende en gran parte de nosotros, los laicos, porque es en el ámbito de la fe personal, en el matrimonio y la familia, en el trabajo, en la escuela y en todos los ámbitos en los que nos movemos donde debemos llevar nosotros también el emblema de la fe: la pureza de vida, la alegría de la salvación, la rectitud en el trabajo, la disposición al servicio y el deseo de transmitir la causa de todo esto: La vida, la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
La voz de Dios. En esta edición hemos querido dar relevancia a un hecho que es sumamente importante, no sólo para el crecimiento espiritual de los fieles, sino para la paz, la justicia y la salud emocional de todo el mundo: la realidad innegable de que Dios, el Creador Todopoderoso, está constantemente hablándoles a sus hijos para enseñarles, consolarlos, animarlos y sanarlos.
En medio de los preocupantes acontecimientos que se suceden en el mundo de hoy, en las relaciones internacionales de los países, en la economía mundial, en los niveles de desempleo y en las finanzas que tienen a muchos al borde de la quiebra, es preciso saber que no estamos solos en el mundo, y que hay Alguien que se preocupa de nuestro bienestar ahora y de nuestro futuro más tarde. Y ese Alguien nos habla todo el tiempo, porque nos ama y quiere llevarnos a todos a la salvación.
Este es uno de los propósitos centrales que tenemos aquí en La Palabra Entre Nosotros: suscitar entre nuestros lectores el amor a la Palabra de Dios, la dedicación a la meditación en el texto sagrado, porque la Palabra de Dios “es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud” (2 Timoteo 3,16).
¡Les deseo a todos una muy feliz y bendecida Pascua de Resurrección!
Luis E. Quezada
Director Editorial editor@la-palabra.com
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