Carta del Editor
Queridos hermanos en el Señor:
Con mucha alegría presentamos esta edición dedicada a la Santísima Virgen María. Para nosotros, los latinoamericanos, es casi imposible ser católico y no tener devoción a la Santísima Virgen, porque ella no solo es una figura destacadísima en la historia de la salvación, sino que se ha manifestado de tantas maneras a lo largo del tiempo y en muchos lugares porque está sumamente interesada en llevarnos hacia su amado Hijo Jesús.
María, nuestro mejor modelo. En esta edición reflexionamos un poco sobre el papel que le tocó desempeñar a María en el plan de Dios para la salvación del género humano. Como se afirma en uno de los artículos, el “sí” que ella le dio a Dios es el mejor modelo de amor y devoción a Cristo para que todo cristiano lleve una vida de entrega y obediencia a Dios.
En todos los países del mundo los cristianos veneran la presencia y la acción de la Virgen María, según las diversas advocaciones con que ella es honrada y celebrada. ¿Por qué es esto? Sencillamente porque Dios quiere que ella se haga presente para todos sus hijos, dondequiera que ellos estén, para llamarlos a la conversión, la fe, el servicio y la entrega sincera a su Hijo Jesucristo.
Otro contenido. Como la Virgen nos invita a la oración y a la meditación, incluimos el tercer artículo que escribió para nosotros el padre James Martin, S.J. sobre la oración, esta vez sobre el método conocido como lectio divina que, como lo dice el padre Juan Puigbó, de los Operarios Diocesanos, es “un método sin igual para acercarse a Dios… un camino privilegiado en el que Dios mismo ‘diciendo’ su palabra responde a nuestra realidad concreta.”
Y para concluir ofrecemos el testimonio de una pareja de México que, en la ayuda, la consolación, la fortaleza y la fe que le dio la Santísima Virgen, encontró fuerzas para seguir adelante en medio de las adversidades y, por su propia fe y fidelidad, fue premiada con una respuesta milagrosa.
Encomendamos a todos nuestros lectores a la maternal protección de Nuestra Madre, la Santísima Virgen María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, para que los guíe, los consuele y los lleve cada vez más cerca de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Su hermano en Cristo,
Luis Quesada, Editor | Escriba una correo al Editor
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