Carta Del Editor
Edición Octubre/Noviembre 2010
Queridos hermanos en Cristo:
En esta edición especial sobre el Matrimonio y la Juventud, presentamos algunos artículos que esperamos sean útiles para que todas las parejas casadas reflexionen sobre su propia vida conyugal, sobre la crianza de sus hijos y sobre la manera en que ambos esposos están sustentando sus familias de acuerdo con el plan de Dios.
La mejor bendición que puede recibir un matrimonio es tener a Cristo presente durante toda su vida conyugal mediante la oración y la devoción de ambos esposos. La fe de los cónyuges puede hacer presente al Señor en el hogar y Él está siempre deseoso de repetir su milagro de cambiar el agua de la vida rutinaria, en el vino selecto de un matrimonio alegre, fructífero y lleno de amor.
También compartimos unas enseñanzas de San Juan Crisóstomo sobre cosas más prácticas de la vida matrimonial, para que los esposos aprendan a analizar sus propias actitudes y cuidar la relación, con la ayuda del Señor, para que su hogar sea una mini-iglesia, es decir, lo que el Papa Juan Pablo II llamaba la “iglesia doméstica”.
La juventud. La próxima Jornada Mundial de la Juventud se llevará a cabo en agosto de 2011 en Madrid, España, con cientos de miles de jóvenes católicos de todo el mundo, de donde salen ellos transformados y convertidos. De allí también surgen muchas vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa. Hace unos meses, previendo esa feliz y multitudinaria asamblea mundial, S.S. el Papa Benedicto XVI escribió una carta a los jóvenes del mundo, de la cual extraemos los principales pasajes.
Testimonios. Por otra parte, nos ha parecido útil presentar algunos testimonios personales. Uno se refiere al cambio de vida experimentado por una familia mexicana, luego de que el marido recibiera a Cristo como Señor y Salvador. Se añaden dos breves testimonios, uno sobre una pastoral carcelaria dedicada a llevar el mensaje de amor de Jesucristo a mujeres que se encuentran recluidas en una cárcel de Lima, Perú. El otro es el caso de un preso mexicano que se convirtió al Señor mientras cumplía una condena en una cárcel de Oregon, Estados Unidos, y que luego sería deportado a su país.
No es común que en nuestra revista hablemos de presos y cárceles, pero el Señor está llamando a hombres, mujeres, jóvenes y niños de todas partes para que lo conozcan, se conviertan y se entreguen en sus santas y venerables manos. Estar preso es probablemente la peor situación en la que alguien pueda estar, pero el Señor libra de la esclavitud del pecado a todo el que quiera creer en Él y cumplir su Palabra.
Hacemos votos por que el contenido de esta revista toque muchos corazones y conciencias y, sobre todo, que en todas las familias florezcan la paz, el amor, la armonía y la verdad. ¡Que el Señor y la Virgen los llenen de grandes bendiciones!
Luis Quesada, Editor | Escriba una correo al Editor
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