Baja de la barca
La gracia de la misión
Pedro llevó la barca hacia lo profundo del agua y echó las redes, siguiendo exactamente las instrucciones del Señor. Casi al instante sintió un tremendo tirón y con gran esfuerzo, él y su hermano Andrés empezaron a recoger las redes. . . y se quedaron atónitos al comprobar lo que veían sus ojos. ¿Cómo era posible que hubiera tantos peces, que hasta las redes estaban a punto de romperse? Viendo la enorme cantidad de peces que se retorcían y se apilaban unos sobre otros, Pedro empezó a preocuparse por la barca. ¿Acaso se iba a hundir?
Pero Pedro también estaba pensando más allá de lo meramente visible. Sabía que estaba presenciando un milagro y todo lo que pudo hacer...
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