Agosto 2015
Carta Del Editor
Por: Luis Quezada
La figura de un sacerdote siempre inspira algo de misterio, mucho respeto y, a veces, cierto temor, porque sabemos que es un ministro de Dios y que un día tendremos que rendir cuentas a Dios de todos nuestros actos.
Pero ahora la sociedad ha perdido mucho de ese sano respeto a la sotana y el alzacuello, tal vez por la corriente secularizadora del mundo y también por la conducta indebida de algunos presbíteros.
Para los católicos, el sacerdote representa a Cristo en la tierra y por consiguiente ha de infundir un sentimiento de reverencia y afecto. Reverencia porque es un hombre consagrado a Dios y dedicado por completo a servir al prójimo y lo hace porque ha recibido un llamado de Dios. Si no hubiera sacerdotes, no habría sacramentos y sin sacramentos el pueblo de Dios se desvía.
El Año de la Vida Consagrada. Al conmemorarse 50 años de la Constitución Lumen Gentium sobre la Iglesia, promulgada con ocasión del Concilio Vaticano II, el Papa Francisco ha declarado un Año de la Vida Consagrada enfocado especialmente en todas aquellas personas que se consagran en cuerpo y alma al servicio de Dios, vale decir, todos los obispos y sacerdotes, las religiosas y también los laicos consagrados.
Y el Santo Padre lo ha dicho de esta manera: “Las personas consagradas son signo de Dios en los diversos ambientes de vida, son levadura para el crecimiento de una sociedad más justa y fraterna, son profecía del compartir con los pequeños y los pobres. La vida consagrada, así entendida y vivida, se presenta a nosotros como lo que realmente es: un don de Dios a la Iglesia, un don de Dios a su pueblo. Cada persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino.”
Siendo así, hemos decidido proseguir, en esta edición de la revista, con el tema del Año de la Vida Consagrada, que empezó a celebrarse ya el Primer Domingo de Adviento de 2014 y se prolongará hasta el 2 de febrero de 2016.
La Asunción de la Virgen María. Pero siendo el mes de agosto, no podíamos dejar de mencionar la Solemnidad que celebramos el día 15: La Asunción de la Santísima Virgen María, tema al cual también se refieren dos artículos.
Pidámosle a nuestra Madre que guíe, proteja e inspire al Papa, los obispos y los sacerdotes con su pureza y su bondad, para que ellos a su vez sean buenos reflejos e instrumentos del amor y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo.
¡Que disfruten del verano en compañía de sus familias y amistades!
Luis Quezada, Director Editorial | Escriba una correo al Editor
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