La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Adviento 2012 Edición

¡Abran un camino recto para el Señor!

Un examen de conciencia para el Adviento

¡Abran un camino recto para el Señor!: Un examen de conciencia para el Adviento

¡Preparen el camino del Señor! confesarse para que se libren de los (Marcos 1,3). Con estas palabras, pecados que les impiden recibir el Juan el Bautista invitaba al pueblo amor de Dios! de Israel a reconocer sus pecados y a continuación presentamos un arrepentirse de corazón.

Juan sabía examen de conciencia que les ayu­que ya venía el Mesías, y quería que dará a prepararse para la confesión. todos estuvieran listos y preparados Dedique un tiempo a considerar para recibirlo sin reservas.

En toda la temporada del Adviento recordamos el anuncio y la llamada del Bautista: ¡Ya viene Jesús, prepárense para recibirlo! ¡Vayan a confesarse para que se libren de los pecados que les impiden recibir el amor de Dios!

A continuación presentamos un examen de conciencia que les ayudará a prepararse para la confesión. Dedique un tiempo a considerar estas preguntas y pídale al Espíritu Santo que ilumine su corazón. Deje que él le haga ver de qué faltas necesita arrepentirse, para que se alegre con los ángeles en el Día de Navidad.

Señor Jesús, Tú nos enseñaste a amar a Dios “con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas” (Marcos 12,30).

¿Qué hago yo al respecto? ¿Estoy correspondiendo al amor de Dios, o hay algo que me retiene, como el afán de comodidades o bienes materiales, mi obstinación, el miedo a la crítica, la pereza u otra cosa? ¿Le doy a Dios el primer lugar en mi vida o prefi ero seguir mis propios planes y razonamientos? ¿Es Cristo el dueño de mi tiempo, mi dinero y otros recursos?

¿Busco a Dios asistiendo fielmente a Misa, recibiendo los sacramentos, haciendo oración regular y leyendo la Palabra de Dios? ¿Observo el domingo como un día sagrado? ¿Honro a Dios en mis expresiones, o caigo fácilmente en maldiciones, quejas, chismes, palabras vulgares o abuso verbal? ¿He dado testimonio de lo que Dios ha hecho en mi vida?

Amado Jesús, desde el pesebre hasta la cruz, tu vida fue una enorme efusión de amor por todos los demás. Ahora me pides que ame a mi prójimo como a mí mismo (Marcos 12,30).

¿Demuestro amor al prójimo en mi conducta y modo de hablar? ¿Guardo resentimientos, cólera o falta de perdón frente a algún fami­liar, amigo o conocido? ¿Le he cau­sado daño a alguien? ¿Hay alguien a quien tenga que perdonar?

¿Trato con respeto a mis padres, profesores, empleadores, autorida­des civiles y cualquier otra autori­dad legítima? ¿Contribuyo a forjar un mundo en el que se valore y respete la dignidad de cada per­sona? ¿Doy ayuda a los pobres, los enfermos y los que sufren?

¿Promuevo la paz en mi familia, comunidad, parroquia y lugar de trabajo? ¿Trato de formar mi con­ciencia según las enseñanzas de la Iglesia? ¿Promuevo el respeto a toda la vida humana, desde la con­cepción hasta la muerte natural?

¿Me he comportado con castidad y he guardado fielmente los votos que he prometido ante Dios? ¿He mirado pornografía o he caído en otras acciones impuras? ¿He abu­sado de mi cuerpo de algún modo? ¿He sido respetuoso del cuerpo de otras personas?

¿Hay otros aspectos de los que el Espíritu Santo quiere que me arre­pienta, como pecados de omisión, envidia o robo? ¿He causado algún daño a alguien que no he querido reconocer?

Cualesquiera sean los pecados y debilidades que te haga ver el Señor en el examen de conciencia, recuerda lo siguiente: Cristo está a favor tuyo, entonces ¿quién puede estar en tu contra? (v. Romanos 8,31-32). Acude pues a Cristo Jesús con fe y esperanza, confiado en que sin duda puedes cambiar. Acepta el desafío del Adviento y deja que el Nacimiento de Jesús ejerza todo su efecto en ti.

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