Meditación: Marcos 1, 1-8
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II Domingo de Adviento
Antífona de entrada
Pueblo de Sion, mira que el Señor va a venir para salvar a todas las naciones y dejará oír la majestad de su voz para alegría de tu corazón. Cfr. Is 30, 19. 30
Oración colecta
Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna ocupación terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos...
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Meditación: Marcos 1, 1-8
Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. (Marcos 1, 1)
Los inicios son importantes, y el principio del Evangelio de San Marcos no es la excepción. Su primera oración parece el resumen de todo el libro: “Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Marcos 1, 1). El relato de Marcos comienza en el desierto de Judea, donde Juan el Bautista está preparando el camino a Cristo, el Mesías.
Contrario a las expectativas de que el Mesías traería a Israel una liberación militar, Juan proclama que Jesús bautizaría a su pueblo en el Espíritu Santo (Marcos 1, 8). ¡Abriría el camino para que Dios mismo morara en el corazón de cada uno de ellos!
Por eso, Juan ofreció el bautismo por el perdón de los pecados. Él sabía que Jesús había venido a hacer algo nuevo, algo impresionante. El arrepentimiento era la clave que ayudaría a los judíos —y a nosotros— a recibir esta sorprendente buena noticia.
Para estar preparados, necesitamos vaciarnos de nuestras antiguas formas de pensar. Así es como nos arrepentimos. Nos limpia del pecado que nubla la visión que tenemos de Dios. Remueve nuestra vergüenza y nuestra culpa y nos libera de lo que sea que impida que la vida de Dios se arraigue en nuestro corazón. Nos prepara para recibir su perdón y nos ayuda a estar más conscientes de su presencia permanente en nosotros.
¿Hay formas en las que necesitas cambiar de actitud o una nueva esperanza en este Adviento? Al preparar el camino para Jesús en este tiempo santo, regresa “al principio” y escucha el mensaje de Juan el Bautista. El arrepentimiento es una buena noticia porque abre tu corazón a Jesús. De modo que aprovecha las oportunidades para recibir el Sacramento de la Reconciliación en este tiempo. Permite que Dios aumente tu capacidad de recibirlo en Navidad. Como nos lo muestra San Marcos en su Evangelio, ahí es donde todo comienza.
“Señor, ¡te pido que me ayudes a abrirte mi corazón mientras aguardo tu venida!”
Isaías 40, 1-5. 9-11
Salmo 85 (84), 9ab-10. 11-12. 13-14
2 Pedro 3, 8-14
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