La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Junio 2022 Edición

Un auténtico testigo de Dios

Beato Carlo Acutis

Por: Bob French

Un auténtico testigo de Dios: Beato Carlo Acutis by Bob French

Como todos bien sabemos, nuestro mundo está cada vez más conectado a través de las redes sociales y otros usos de la Internet. Y mientras las conexiones electrónicas no pueden sustituir las relaciones personales genuinas, estas tecnologías ofrecen muchos beneficios. Si las utilizamos sabiamente, pueden convertirse en herramientas que nos edifiquen y nutran nuestra fe.

Alguien que entendía bien esto era el beato Carlo Acutis, un joven de Milán, Italia, que murió en el 2006 a los quince años de edad. En 2018, fue declarado Venerable por el Papa Francisco, y en febrero de 2019 se aprobó un milagro para su beatificación, la cual sucedió en octubre de 2020. Carlo era un hijo del mundo moderno tanto como era un hijo de Dios. Tenía un talento extraordinario por la tecnología, y usaba ese talento para difundir el evangelio por medio de un sitio web que creó y una exhibición que ha llegado a millones de personas.

Aun así, Carlo era un adolescente ordinario en muchas formas. Le gustaba jugar Pokémon y tenía una consola de juegos de PlayStation. Además tenía cuatro perros, dos gatos y varios pececitos. Le gustaba el futbol, esquiar y le encantaba montar en bicicleta. Pero también era muy diferente a otros adolescentes de su edad, y no simplemente por ser distinto. “Todos nacemos originales”, decía, “y sin embargo muchos mueren siendo como una fotocopia”. La corta vida de Carlo fue un testamento de alguien que vivió como un auténtico y “original” testigo de Cristo.

Una fe extraordinaria. Carlo Acutis nació en Londres, Inglaterra el 3 de mayo de 1991. Sus padres, Andrés y Antonia, quienes pronto regresaron a su hogar en Milán, lo bautizaron en la Iglesia católica. Sin embargo, su madre difícilmente asistía a la iglesia, y su padre tenía poco tiempo para él. Así que es admirable que Carlo desarrollara un amor profundo por Dios a tan temprana edad. Su madre recuerda que aun siendo pequeño, Carlo a menudo pedía que pasaran a la iglesia para rezar frente al sagrario.

¿De dónde sacó Carlo este deseo por Dios? Algunos creen que fue la niñera polaca de la familia la que podría haberle hablado de Jesús. Como sea, Antonia dice que ella estaba “perpleja por su devoción. Él era tan pequeño y estaba tan seguro.”

En el centro de la devoción de Carlo se encontraba la Eucaristía, la cual él llamaba la “autopista al cielo”. Desde el momento de su Primera Comunión, a los siete años de edad, nunca faltaba a la Misa diaria y siempre pasaba un tiempo antes o después de Misa rezando frente al Santísimo Sacramento. Al entrar en la adolescencia, su devoción se hizo más profunda. Le decía a su mamá que cuando estaba frente al sagrario se sentía “elevado… como estar frente a una fuente que llevaba su alma a grandes alturas”.

Antonia cree que Carlo recibió una gracia especial para tener una fe tan firme. Pero Carlo también alimentaba lo que recibía. Él estaba deseoso de alcanzar la santidad. “Debes desearla [la santidad] con todo tu corazón”, escribió, “y si este deseo no surge en tu corazón, debes pedírselo insistentemente al Señor.”

“Carlo no nació santo, pero se esforzaba mucho por serlo”, dijo su biógrafo Nicola Gori. Además de su práctica de asistir a Misa diariamente y la adoración, rezaba el Rosario todos los días, leía la Biblia y asistía a la Confesión semanalmente. “¿Qué importa si puedes ganar mil batallas si no puedes ganarle a tus propias pasiones corruptas?”, se preguntaba.

El don de la evangelización. Carlo era un chico naturalmente amigable, tanto que a sus padres no les entusiasmaba mucho salir a caminar con él. Le hablaba a todo el mundo: a los porteros, los conserjes y a personas de todas las nacionalidades. Esta naturaleza extrovertida se combinaba bien con un fuerte deseo por evangelizar, con un enfoque amigable.

Antonia dijo: “Hoy en día, muchas personas dentro de la Iglesia, tienden a perturbar a otros; son invasivos, a menudo no saben cuándo es un buen momento para evangelizar, o cómo hablar. Pero Carlo era realmente balanceado… Él entendía cómo atraer a la gente.” Fiel a esta descripción, Carlo a menudo le recordaba a aquellos que lo rodeaban que “la conversión no es nada más que levantar nuestra mirada. Un movimiento simple de los ojos es suficiente.”

El espíritu evangelístico de Carlo a menudo se reflejaba en actos de caridad. Recolectaba alimentos, bebidas calientes, cobijas e incluso sacos de dormir para los indigentes de Milán. Se ofrecía como voluntario para alimentar a los pobres en la Cafetería Cáritas en Milán. En el colegio al que ingresó en 2005, el Instituto León XIII, defendía a los estudiantes que estaban siendo intimidados. Ocasionalmente, invitaba a dormir a su casa a muchachos cuyos padres estaban atravesando un divorcio.

Carlo reconocía que la caridad también significa decir la verdad a veces. Él advertía a sus compañeros de clase sobre los peligros de la pornografía y les decía que su cuerpo era templo del Espíritu Santo. Durante un debate en clase sobre el aborto, Carlo fue el único estudiante que se opuso a esta práctica. El Padre Roberto Gazzaniga, un antiguo director espiritual y sacerdote de la escuela, una vez señaló: “Muchas veces como sacerdote y oficial del cuidado pastoral de los jóvenes me entusiasmé viendo y escuchando a Carlo… y su influencia positiva en sus amigos. Y ahora mucho más, él es como la semilla que cae en la tierra y produce el fruto de la vida. Pueden defenderlo y decir: Aquí está un joven y un cristiano que es feliz y auténtico.”

Genio de la tecnología. Si hay algo por lo que se conoce bien a Carlo a parte de su personalidad extrovertida, es por sus habilidades con las computadoras. Alrededor de los nueve años de edad, aprendió solo a programar utilizando un libro de texto de nivel universitario. Según su madre, él podía aprender por sí mismo a utilizar prácticamente cualquier programa.

Tal como haría cualquier muchacho, él se divertía con las computadoras. Hacía doblajes de voz para los videos de sus perros e hizo su propia versión de la conocida primera escena de La Guerra de las Galaxias. Pero Carlo dedicaba la mayor parte de su tiempo en la computadora a hacer algo muy diferente. En 2002, decidió desarrollar una exhibición virtual de los milagros eucarísticos. Él quería ofrecer a las personas la evidencia tangible de su fe. “Muchas personas buscan señales del cielo que fortalezcan su fe, pero muchas, desafortunadamente, ni siquiera las buscan”, escribió.

Así que Carlo le pidió a sus padres que lo llevaran a la mayor cantidad de sitios donde habían ocurrido estos milagros como fuera posible. Allí tomó fotografías y los catalogó, y cuatro años más tarde había desarrollado un sitio web para mostrar sus resultados. Este sitio web fue el principio de la exhibición Milagros eucarísticos del mundo, que ha recorrido cinco continentes y ha sido exhibida en miles de parroquias. Como si eso fuera poco, Carlo también creó sitios web sobre el cielo, el infierno, el Purgatorio, los ángeles guardianes y la Virgen María, los cuales todavía pueden verse hoy en día.

"No he malgastado ni un minuto.” Pero Carlo no viviría para ver todo el impacto de su obra. En octubre de 2006, fue hospitalizado con leucemia aguda. Él le dijo a su mamá que sabía que no saldría vivo del hospital y que ofrecía su sufrimiento por el Papa y la Iglesia. “Puedo morir feliz”, le dijo, “porque no he desperdiciado ni un minuto en cosas que no fueran agradables a Dios”.

Carlo murió el 12 de octubre de 2006. En su funeral, fue evidente que él había sido mucho más que un adolescente con una habilidad por las computadoras. Según Nicola Gori, muchos pobres asistieron a su funeral. “Todos se preguntaban qué hacían ahí. Y era porque Carlo los había estado ayudando en secreto… Y por esa razón sentían que debían asistir al funeral.”

No solo aquellos que conocían a Carlo, sino muchos que nunca lo conocieron fueron influenciados por su vida. Un muchacho escribió en su blog: “Después de escuchar su historia, era imposible no hacerme preguntas sobre cómo estaba viviendo mi fe, especialmente porque con Carlo, no tenemos la excusa de referirnos a un personaje distante en el pasado.” Alrededor del mundo han surgido numerosos grupos de oración que son devotos a él, y Facebook tiene docenas de páginas de grupos dedicadas a él.

¿Qué podemos aprender de la vida de Carlo? Que cada uno de nosotros puede ser “original”, así como él lo era. No tenemos que ser expertos en computación o jugar video juegos. Ni siquiera tenemos que ser expertos en milagros eucarísticos. Pero podemos encontrar formas de glorificar y servir a Dios a través de los talentos y los dones que él nos ha dado. Al hacer esto, jugaremos un papel importante en ayudar a otras personas a que tengan fe en Cristo. n

Bob French escribe desde Silver Spring, Maryland. El sitio web de Carlo se encuentra en http://www.miracolieucaristici.org/en/liste/list.html.

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