La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Agosto/Septiembre 2007 Edición

San José Manyanet

Un santo al servicio de la familia de hoy

Por: P. Nicolás Rodríguez, S.F.

José Manyanet nació el 7 de enero de 1833 en la pequeña villa de Tremp, a 200 kilómetros al noroeste de Barcelona, España, que actualmente cuenta con una población de 5.000 habitantes.

Según la costumbre de aquella época, fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la iglesia parroquial de la villa. José era el menor de una familia de campesinos de nueve hermanos que pronto se quedó sin el padre. Desgraciadamente don Antonio falleció cuando el pequeño José contaba solamente con un año y ocho meses de edad. Mamá Buenaventura tuvo que sacar adelante a la numerosa prole con muchos sacrificios y buscó la protección de la Virgen María. Toda la familia rezaba ante la imagen de la Inmaculada que tenían en su hogar y cada día la madre y el pequeño José acudían a visitar a la Virgen de Valldeflors en la cercana iglesia.

Fue en una de aquellas visitas cuando su madre le suplicó a la Madre del cielo que guardara siempre a su pequeño José, rezando así: "María, ahí tenéis a vuestro hijo, a este tierno niño que os ama." Y con la ayuda y orientación del padre Valentín Lledós, el joven José inició sus estudios y encaminó su vida, desde temprana edad, hacia el sacerdocio.

Fue ordenado sacerdote de manos del señor Obispo José Caixal el 9 de abril de 1859.Vivió los cinco primeros años de su sacerdocio al servicio de la iglesia diocesana y, llamado por Dios, inició la fundación de dos familias religiosas.

La España del siglo XIX. Es difícil resumir las incidencias políticas y sociales de todo un siglo en breves líneas. En primer lugar, necesitamos acercarnos a la situación de la sociedad española de la segunda mitad del siglo XIX para entender mejor la decisión del padre Manyanet de crear una congregación religiosa dedicada a la educación de la niñez y la juventud.

Ciñéndonos a los momentos históricos ligados a la vida de José Manyanet, ya el mismo año de su nacimiento señala el comienzo de las guerras por la sucesión del trono real en España (1833-1840). Entre las vivencias de su infancia quedó imborrable el hecho de que unos soldados se alojaron en su propia casa y provocaron el accidente de aceite hirviendo vertido sobre él, uno de los momentos más dolorosos de su vida.

Entre los acontecimientos de estos años ligados a la vida religiosa hemos de destacar una revuelta popular contra la Iglesia, conocida como la "Quema de conventos", que estalló en Cataluña en 1835. Ese mismo año, el ministro Mendizábal anulaba la prohibición de venta de los bienes de las órdenes religiosas. En 1836-1837 fue decretado el cierre de los conventos, hechos que afectaron gravemente al sistema de asistencia religiosa y a las actividades de las órdenes y congregaciones.

Treinta años más tarde se produjo una revolución que destronó a la Reina Isabel II y provocó un exilio obligado de obispos y sacerdotes que afectó a Mons. Caixal, Obispo de Urgell y protector del padre Manyanet, que vivió los acontecimientos de aquellos días en Barcelona. Estos hechos dificultaron mucho la primera etapa de sus fundaciones. Pero a pesar de los grandes disturbios sociales de esos años, la vitalidad de la iglesia en Cataluña era muy grande. Se habla de "el pas dels sants" (el paso de los santos) haciendo referencia al numeroso grupo de santas y santos que, en aquellos momentos de persecución, llevaron a cabo admirables obras que ayudaron a consolidar los valores cristianos.

Vocación y carisma. Para el padre Manyanet, la idea de crear el Instituto de los Hijos de la Sagrada Familia fue inseparable de su preocupación por la situación de la sociedad española y de la misma iglesia dentro de ella. En sus primeros años como sacerdote, al lado del obispo Caixal, visitó las parroquias de la diócesis de Urgell. Dada la geografía y el clima de la zona —alta montaña en buena parte—, el obispo dedicaba los meses de verano a visitar las parroquias de la parte alta y en otoño recorría las zonas más bajas. La visita pastoral era una expedición misional que duraba meses.

El joven sacerdote era el encargado de llevar el diario de la visita, anotando los detalles y pormenores de las parroquias que le llamaban la atención. Aquel contacto con la realidad del pueblo de las comarcas montañosas de Cataluña fue para él de gran provecho. Le ofrecía la ocasión de sentarse en el confesionario, enseñar el catecismo a los niños y visitar a los ancianos y a los enfermos.

Así llegó a una conclusión: había que cristianizar a aquella sociedad y, a la vez, elevar su nivel humano y cultural. Para ello, lo primordial y más urgente era la formación cristiana de las familias por medio de la educación e instrucción de la infancia y de la juventud, idea de la que nació la vocación educadora y de fundador del padre Manyanet. Su vocación y su misión en la Iglesia y en la sociedad estuvo orientada a la profundización, imitación y propagación de la vida y la santidad de la Sagrada Familia de Nazaret y la formación cristiana de las familias, principalmente por medio de la educación y la instrucción católica de la niñez y la juventud y el ministerio sacerdotal.

Pasados algunos años después de ordenado sacerdote, habiendo acudido a Dios en la oración y tomado oportuno consejo, se dispuso a organizar congregaciones. No le faltaron las contradicciones y oposiciones que frecuentemente han acompañado la fundación de órdenes religiosas. Fue un largo camino que se nos hace imposible resumir en breves páginas. Algunos de los datos más significativos son estos: Fundó dos congregaciones religiosas: Los Hijos de la Sagrada Familia y las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. Para apoyar el apostolado dirigido a las familias, publicó varias obras y escritos de carácter espiritual. En 1899 inició la publicación de la revista La Sagrada Familia, que continúa editándose en la actualidad. Asimismo, fue el inspirador de un Templo de la Sagrada Familia, en Barcelona. En la cripta-exposición de este santuario podemos encontrar hoy la fotografía de José Manyanet acompañada de una carta que dirigió al obispo Caixal exponiéndole la idea de levantar un templo a San José, que luego llegó a ser objeto de admiración y fama.

Trabajó incansablemente a lo largo de su vida, en medio de enfermedades físicas y contratiempos que trataban de impedir el avance de su obra, hasta que entregó su vida el 17 de diciembre de 1901 en San Andrés de Palomar (Barcelona). El Papa Juan Pablo II presidió su beatificación el 25 de noviembre de 1984 y su canonización el 16 de mayo de 2004 en el Vaticano.

Desde el cielo el buen Manyanet ha escuchado las oraciones de aquellos que le invocan como intercesor. Dentro del proceso de su beatificación y canonización, los médicos estudiaron la curación extraordinaria de la señora Francisca Trías e Iglesias, atribuida al padre Manyanet y han afirmado que no tiene explicación natural. Es un milagro. En pocas palabras podemos decir que la señora Paquita, a los 50 años, tuvo una "anemia hemolítica adquirida", que se agravó con una hemorragia del aparato digestivo que le llevó sucesivamente a un estado subcomatoso. Se le administraron los últimos sacramentos y ella invocó en aquellos críticos momentos la intercesión del padre Manyanet. Desde aquel instante, la historia clínica confirma que se detuvo la hemorragia digestiva y la paciente recobró la salud, volviendo todas las señales vitales a la normalidad.

El legado: "Un Nazaret en cada hogar." El padre Manyanet quiso escribir en 1899 una guía práctica que ofreciera reflexiones y oraciones para los matrimonios cristianos. En su libro Preciosa joya de familia encontramos pensamientos que tienen plena validez en nuestros días. Por ejemplo, al escribir sobre los padres de familia y sus responsabilidades, les aconseja: "La misma naturaleza indica ya que los primeros y principales educadores de la tierna juventud deben ser los propios padres, pues se ve que los hijos los imitan hasta en las mismas imperfecciones. De donde se deduce el exquisito cuidado y continuada solicitud que deben emplear los padres en la buena y cristiana crianza de sus hijos."

Esta es una de las aportaciones de la semilla plantada por Manyanet y que continúa viva en todos los ámbitos educativos donde se desarrolla hoy su obra: hacer de cada hogar un Nazaret y de cada escuela o parroquia una prolongación de la vida familiar. En los colegios se intenta educar en contacto constante con la familia, de manera que ésta se sienta implicada en el proceso de crecimiento y maduración de sus hijos. Para ello se desarrollan abundantes actividades, entre las que destaca "La semana de la familia". Pues el Padre Manyanet era consciente de que el futuro de la sociedad se forma en la familia.

En la actualidad, las dos congregaciones fundadas por el Padre Manyanet tienen colegios y otras obras apostólicas en España, Italia, Bélgica, Estados Unidos, México, Argentina, Colombia, Brasil, Venezuela, Uruguay y Camerún (África). En estos establecimientos se imparte educación primaria y secundaria a unos 10.000 niños y niñas. Y en los seminarios, que funcionan tanto en España como en los diversos países antes indicados, hay unos 100 seminaristas que reciben formación para la vida religiosa y el sacerdocio.

Ciertamente, la vida y la vocación de un hombre, como José Manyanet, que fue dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo, han dado frutos del ciento por uno para la edificación del Reino de los cielos en el mundo actual y la gloria de Dios.

Hoy, en el siglo XXI, viendo que en nuestras propias comunidades la vida matrimonial y familiar se va desmoronando por la falta de sentido cristiano en las parejas y por las malas influencias del egoísmo, la violencia, los vicios y el pecado en general, el espíritu y las enseñanzas de San José Manyanet brillan como un faro que guía a buen puerto a la barca familiar de todos aquellos matrimonios, padres e hijos que anhelan hacer realidad los principios de amor, sencillez y bondad que la Sagrada Familia de Jesús, María y José nos enseñaron. Oremos para que todas las familias de hoy se esfuercen por imitar su ejemplo.

El padre Nicolás Rodríguez, S. F., oriundo de León (España), desarrolla actualmente su misión como sacerdote-educador en el Colegio San Ramón de Penyafort de Vilafranca del Penedès (Barcelona) de la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia.

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