La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Noviembre 2014 Edición

Persecución contra los cristianos

La trágica realidad de muchos cristianos de hoy

Persecución contra los cristianos: La trágica realidad de muchos cristianos de hoy

Durante los primeros siglos de la Iglesia, hubo muchos períodos de violenta persecución contra los cristianos en diversos lugares alrededor del Mediterráneo, donde se iban fundando las primeras comunidades cristianas.

Esto ya lo había advertido el Señor: “Les echarán mano y los perseguirán... los meterán en la cárcel y los presentarán ante reyes y gobernadores por causa mía… A algunos de ustedes los matarán” (Lucas 21, 12.16) y “llegará el momento en que cualquiera que los mate creerá que así presta un servicio a Dios. Esto lo harán porque no nos han conocido, ni al Padre ni a mí” (Juan 16, 2-3).

Tal vez los casos más graves de persecución fueron los que sufrieron los cristianos de Roma, muchísimos de los cuales fueron despojados de todos sus bienes y derechos e incluso de su propia dignidad, hasta finalmente ser arrojados a los leones, para “diversión” de los nobles del Imperio.

Esto fue una realidad innegable que sucedió hace casi 2000 años y, por lo general, los cristianos de hoy pensamos que cosas tan atroces como esas ocurrieron solo en la antigüedad y que hoy, en la sociedad civilizada y moderna de los siglos XX y XXI, por supuesto ya no se ven. Pero lamentablemente tal idea es totalmente errónea.

Persecución moderna. La persecución de los cristianos en el Medio Oriente ha pasado a ser pan de cada día en los últimos tiempos, como lo ha denunciado el propio Papa Francisco. Los secuestros de monjas, asesinatos de religiosos y fieles cristianos, ataques a iglesias y saqueos en barrios cristianos se suceden a menudo en esa región. En Irak, donde hace diez años había más de un millón de católicos, en 2014 sólo queda apenas un puñado. En medio del creciente conflicto instigado por grupos armados fundamentalistas en el Medio Oriente, un gran número de familias cristianas se han visto obligadas a abandonar sus casas para buscar refugio.

En efecto, los cristianos es uno de los grupos más perseguidos del mundo. Más de 150 millones de cristianos sufren discriminación o son víctimas de violencia, ya sea a mano de miembros de otras religiones o de regímenes totalitarios. La escalada de odio anticristiano se propaga en muchos lugares llegando incluso a la quema de iglesias, conventos y hasta el mismo Obispado de Mosul, en Irak. Los grupos radicalizados destruyen estatuas marianas y cruces, y obligan a los cristianos a dejar sus casas o convertirse al Islam bajo amenaza de muerte. Incluso marcan las casas de los cristianos para ser blancos de ataques por sus seguidores.

Según se ha informado, en 2010 los extremistas afiliado a Al Qaida, que están decidido a eliminar del país cualquier otra religión que no sea la musulmana, asaltaron una iglesia cristiana y mantuvieron como rehenes a decenas de fieles, ataque en el que murieron los propios atacantes suicidas y 52 cristianos.

Durante la reciente celebración de una mesa redonda sobre “La persecución de los cristianos en Oriente Medio”, organizada por la agencia periodística sin fines de lucro Fuente Latina (www.fuentelatina.org), el profesor Justo Lacunza, rector emérito del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islámicos (www.pisai.it), con sede en Roma, afirmó que “la comunidad cristiana es la confesión religiosa más perseguida del mundo y la que menos derechos humanos tiene.”

Por su parte, el periodista Jorge Marirrodriga del diario español El País, ex corresponsal en el Oriente Medio, informó que “Se calcula que en el siglo XX murieron más cristianos que en los diecinueve siglos anteriores.”

El Patriarca caldeo, Arzobispo Mons. Louis Sako, declaró: “Lo que está ocurriendo con los cristianos en la ciudad de Mosul es un desastre contra la humanidad.” Por su parte, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, expresó su solidaridad con la Iglesia perseguida indicando que: “Los cristianos de Mosul, en Irak, y de Alepo, en Siria, son los más afectados, pero toda la zona vive en la inseguridad, desgraciadamente favorecida por la indiferencia de muchos.”

Igualmente, la Hna. Expedita Pérez, misionera española y residente desde hace años en Egipto, explica que la situación de los cristianos en ese país del norte de África es muy preocupante: “El miedo ha ido creciendo en la comunidad cristiana por los ataques perpetrados por extremistas islámicos durante las misas.” Y añade: “Somos una minoría con derechos diferentes a los demás. No podemos construir templos nuevos. La ley solo nos permite reparar los antiguos, pero en la práctica tampoco nos dejan.” Y agrega: “Nos sentimos solos pero también furiosos” por la indiferencia que se demuestra en Occidente, ya que las agencias noticiosas no informan sobre la persecución y el sufrimiento de tantos cristianos.”

“Hemos dejado todo en Mosul. Sólo pudimos traer lo que llevábamos en el cuerpo, documentos y unas pocas bolsas; esto es todo lo que nos ha quedado. No sé si podremos volver algún día. Tampoco sé qué nos deparará el futuro”, dice Habib, un católico caldeo. Javier Rupérez, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, con sede en Madrid, publica un interesante estudio titulado La persecución de los cristianos en el siglo XXI, en el que señala que “la triste noticia es que la muerte violenta de un cristiano por el mero hecho de serlo ya no es noticia. No salta a la actualidad, no sacude, no remueve, no conmueve.” Por ejemplo, añade: “No se habla de que en la última década se han producido en el mundo 10.000 asesinatos al año de personas por el solo hecho de ser cristianos.” También, en septiembre de 2013, se supo que en Nigeria (África), la organización islamista radical “Boko Haram” dejó un reguero de sangre en una población del nordeste de ese país africano, donde se encontraron 142 cadáveres de cristianos. Unos días después ardían más de cien casas en la misma localidad.

La Iglesia sigue su marcha. No obstante, y a pesar de la trágica situación imperante y el conflicto cada vez peor que se vive en Irak, la Iglesia Católica abre sus escuelas, jardines de infancia y salas parroquiales para cristianos y musulmanes, tal como comenta el Arzobispo de Mosul, Mons. Amel Nona: “Acogemos a todos los niños, sean cristianos o musulmanes. Así nos lo enseña nuestra fe: ayudar a todos, independientemente de su religión. Dios ama a todos; por eso debemos ayudarles a todos”.

Otro claro ejemplo se da en Alkosh, un pueblo cristiano situado a 20 kilómetros de Mosul, en donde se ha acogido a 500 familias cristianas y 150 musulmanas. Mientras que en Tikef se ha dado acogida a 700 familias de refugiados.

Según informaciones difundidas por la agencia de noticias católicas Aciprensa (www.aciprensa.com), decenas de jóvenes cristianos y musulmanes pertenecientes a organizaciones de la sociedad civil se congregaron bajo el lema “Yo soy un cristiano iraquí” el domingo 20 de julio pasado en la iglesia de San Jorge, en Bagdad (Irak), para manifestar su solidaridad con los cristianos expulsados de Mosul y otras regiones.

Los promotores de la iniciativa exigen a la comunidad internacional y al gobierno local una rápida intervención para detener esta situación, que lleva a la persecución y el desplazamiento de miles de habitantes a causa de su fe.

Qué hace la Iglesia Católica. Los Santos Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, recientemente canonizados, promovieron la labor de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (www.ain-es.org), que tiene sede central en Königstein (Alemania) y oficinas en 17 países, y que se dedica a socorrer a la Iglesia que sufre y hacer presente a Cristo allí donde hay pobreza, guerra y falta de libertad.

Los sacerdotes jesuitas de Homs, en Siria, dependen exclusivamente de los medios que reciben del exterior, por ejemplo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, que les ha sostenido en esta difícil época gracias a las generosas donaciones de los benefactores. Aproximadamente 500 familias han sido atendidas gracias a 3.000 bolsas de alimentos, mantas y otros bienes de primera necesidad que se han distribuido.

A su vez, la agencia Catholic Relief Services (www.crs.org), de los Obispos Católicos de Estados Unidos, informa que está ayudando con artículos de primera necesidad a 500 familias de la Franja de Gaza, cuyos hogares han sido dañados o destruidos como resultado del conflicto palestino-israelí.

También, la organización católica Cáritas Internacionalis (caritas.org/es/), se dedica principalmente a dar respuesta a las emergencias, las migraciones, la educación, el desarrollo, el empoderamiento de la mujer, la juventud, el voluntariado, y la construcción de la paz. Sus programas de ayuda humanitaria han aumentado, tras las agitaciones de la “primavera árabe” y el incremento de los conflictos en la región. Otra institución que informa sobre estos casos es Donde Dios Llora (www.dondediosllora.org/).

El Papa Francisco, profundamente conmovido por la tragedia que viven los cristianos en varias partes del mundo, especialmente en el Oriente Medio y Cercano, ha llamado a orar por los cristianos perseguidos y por la paz.

Después de rezar el Ángelus en la Plaza de San Pedro, el 20 de julio de 2014, el Papa Francisco dijo: ‘’He recibido con preocupación las noticias procedentes de las comunidades cristianas en Mosul (Irak) y otras partes de Oriente Medio, donde éstas, desde el inicio del cristianismo, han vivido con sus conciudadanos, aportando una contribución significativa al bien de la sociedad. Hoy son perseguidos. ¡Nuestros hermanos son perseguidos; se les manda fuera, deben abandonar sus casas sin tener la posibilidad de llevarse nada! Aseguro a estas familias y a estas personas mi cercanía y mi oración constante.

“Queridos hermanos y hermanas tan perseguidos, yo sé cuánto sufrís, sé que os han despojados de todo. ¡Estoy con vosotros en la fe en Aquel que venció al mal!’’ Y añadió: ‘’Os exhorto, además, a perseverar en la oración por las persistentes situaciones de tensión y de conflicto en diversas zonas del mundo, especialmente en Oriente Medio. Que el Dios de la paz suscite en todos un auténtico deseo de diálogo y de reconciliación. La violencia no se vence con la violencia. ¡La violencia se vence con la paz! Recemos en silencio pidiendo la paz. Todos en silencio. ¡María, Reina de la Paz, ruega por nosotros!’’

Esta es una realidad actual frente a la cual ningún católico puede permanecer indiferente. Y junto con elevar plegarias para que cese la tragedia, todos podemos contactar a alguna de las agencias nombradas y, si es posible, ofrecer ayuda. Nos lo impone el mandamiento “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”

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