La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Febrero/Marzo 2008 Edición

Multiplicadores de la paz

Entrevista con el padre José Eugenio Hoyos [Segunda Parte]

La primera parte de esta entrevista apareció en la edición de Adviento 2007/Enero 2008 de La Palabra Entre Nosotros. A continuación ofrecemos la segunda parte de las gentiles respuestas que nos dio el padre en mayo de 2007.

LPEN: ¿Cuánta gente participa en las Misas de sanación?

Las Misas de sanación ahora son multitudinarias, porque cuando tú ves los hechos, cuando estás viendo realmente respuestas, la gente sigue, la gente va y ve que Jesús continúa actuando a través de nosotros. No somos merecedores, claro está, pero el Señor nos utiliza y por eso tenemos que pasar por una cantidad de pruebas. Alcanzar la salvación no es fácil, pero es algo muy lindo y algo que uno agradece a Dios. Yo soy un hombre muy enamorado de Dios, apasionado por las manos de Jesús, fascinado de todo lo que Jesús nos da a nosotros; enamorado de mi sacerdocio. Me encanta lo que estoy haciendo, porque veo que hay manifestaciones.

Yo voy por ejemplo a El Salvador y doy misas de sanación. Cuando la gente me dice, "Padre, yo no podía tener hijos y vine a una Misa de sanación y aquí está el resultado." Eso te toca el corazón. Te anima, a decir "Dios mío, yo no merezco esta misión", pero es la misión que el Señor me ha puesto.

LPEN: ¿Después de su grave enfermedad ha continuado dando las Misas de sanación?

Claro que sí. Son misas multitudinarias, a las que van casi 3.000 personas. Desde que yo me sané, en acción de gracias, nunca fallo a las misas.

LPEN: Como coordinador diocesano de la Renovación Carismática Católica, ¿qué nos puede decir de este movimiento?

Que, como decía un artículo reciente del Washington Post, gracias a la Renovación Carismática Católica, la Iglesia se ha rejuvenecido y ha cogido fuerza. Y es verdad. Cuando están bien dirigidos y bien orientados, cuando el centro es María y se reza el santo Rosario, los grupos de oración caminan y florecen.

Se ha ido deteniendo la cantidad desbandada de personas que se iban de la Iglesia porque no encontraban mayor sentido en la religión, y la Renovación ha venido a hacerlos fuertes, porque les está enseñando doctrina, un doctrina sana, dentro de la Iglesia. Desafortunadamente, muchos de los católicos que llegan ahora a los Estados Unidos vienen con una fe solamente "de domingo", eso es todo, pero sin una catequesis bien formada. Algo en lo que yo hago mucho énfasis dondequiera que voy y en muchos de mis escritos es que mientras no nos preocupemos de recobrar la identidad católica, estamos desviados y estamos perdidos.

En realidad hay muchos evangélicos que han venido a la Iglesia porque nos han visto y han dicho: "Y éstos ¿qué tienen de nuevo y por qué están tan contentos? ¿Por qué están sucediendo tantas cosas en estos grupos? Yo quiero ser parte de ello." Y se han bautizado en nuestra Iglesia haciendo acto de fe.

LPEN: ¿Cuál es su trabajo como Director del Apostolado Hispano en la Diócesis de Arlington?

Creo que esta misión ha sido "un desafío" bastante fuerte, porque una de las cosas que he querido hacer es no tener como dos iglesias separadas (la norteamericana y la hispana), sino tener una sola iglesia, respetando nuestra cultura, nuestra tradición, nuestra religiosidad popular, con las tradiciones de nuestros santos, las procesiones, etc. Es una gran riqueza cultural y religiosa que puede enriquecer a la Iglesia y la comunidad de los Estados Unidos.

Hemos, pues, desarrollado unos programas pastorales importantísimos de evangelización, para que los laicos sean agentes evangelizadores en las comunidades. El laico tiene que jugar un papel muy importante, por eso tenemos un Instituto de Formación al que en los últimos dos años le hemos dado mucho énfasis.

Estamos tratando de que la gente, primero, se prepare en el estudio de la Biblia, para saber defendernos de nuestros hermanos separados; no para atacarlos, sino para defendernos; segundo, queremos que nuestra gente entienda más las raíces de nuestra fe y sepan por qué están bautizados y conozcan la parte sacramental, porque eso va ayudar a no dejar la iglesia sólo como responsabilidad de los sacerdotes o religiosas: el laico tiene que estar comprometido, porque el laico va a jugar un papel importante como nuevo apóstol de la iglesia. Así como Estados Unidos necesita la fuerza de trabajo de los inmigrantes, la Iglesia Católica necesita la fuerza de la fe y la tradición de los católicos latinos.

LPEN: Desde el punto de vista de la Iglesia, ¿qué es lo que más necesitan los inmigrantes católicos?

Recobrar la esperanza. La Iglesia Católica ha desempeñado un papel muy importante en este proceso de inmigración. Es un problema sumamente delicado por cuestiones de justicia y moral, pero la Conferencia de Obispos nos ha apoyado a los que estamos en estas campañas y estas marchas en las que hemos participado.

La Iglesia ha sido una gran abanderada para pedir una reforma justa y más humana. Creo que esas son las palabras más importantes y es que la Iglesia pide una reforma migratoria más justa y humana. ¿Por qué? Porque creemos que en los principios de la Iglesia está el dar bienvenida y acogida al extranjero. Entonces es nuestra misión y nuestra lucha.

LPEN: ¿Qué es Mapavi?

La Fundación Marcelino Pan y Vino es una institución sin fines de lucro que fundé en 1992, por la necesidad que teníamos de unir la sensibilidad social y defender la dignidad de la persona. La mayoría de estos hermanos latinoamericanos que llegaban venían desprotegidos, sin saber que aquí les esperaba una cultura diferente. Muchos venían con problemas de salud, gente que llegaba de emergencia a los hospitales y no eran atendidos porque no tenían seguro. Así fue como nos unimos a varios hospitales y al Instituto Nacional de Salud, para iniciar campañas de prevención en nuestra comunidad, sobre todo contra la tuberculosis, la malaria y el famoso SIDA. Ahora tenemos más de 200 voluntarios y ellos se han encargado de llevar a las iglesias y centros comunitarios información para que las personas sepan a dónde pueden ir.

Hay una gran cantidad de enfermos que necesitan trasplantes. Hasta ahora hemos hecho casi 58 trasplantes. Un trasplante puede costar de 250.000 a 350.000 dólares y ¿de dónde van a sacar ese dinero? Por eso, en Mapavi nosotros negociamos con los hospitales, porque cada hospital tiene un fondo de caridad. Entonces reunimos fondos organizando galas, rifas y pedimos donaciones a grandes corporaciones. Juntamos el dinero y con eso se pagan las operaciones de estos trasplantes. Algunos médicos hacen las operaciones por caridad, cobrando solamente por la medicina, pero no por su trabajo. A través de eso se creó una sensibilidad más cristiana en muchos lugares, y la gente ha tomado conciencia de nuestro trabajo.

Hemos ido a países como Bolivia, donde tenemos tres clínicas, tres postas sanitarias, hemos fundado dos escuelas para los sectores marginales de Santa Cruz de la Sierra. Igualmente en El Salvador, país con el que me he identificado más por la cantidad de salvadoreños que viven en esta área de Virginia (Estados Unidos). Cuando el salvadoreño ve que estamos ayudando, es muy generoso, porque ha conocido más el dolor. Cuando tú conoces el dolor y has vivido en él, sabes de qué estás hablando. Y hemos hecho igual con educación para pandilleros y drogadictos. Hemos tenido tres o cuatro conferencias anuales, además de las misas de sanación, y campañas de no violencia, porque El Salvador es un país muy violento, igual que Colombia, sobre todo la violencia juvenil, con las famosas "maras" o pandillas, creando también soluciones como talleres, apoyando a los talleres que rehabilitan a los jóvenes, dándoles un trabajo manual, etc. Algo similar hemos hecho en Bolivia y Guatemala.

LPEN: ¿Qué opinión le merece la revista La Palabra Entre Nosotros?

Conozco la revista hace muchos años y es para mí un gran manual de trabajo evangelizador. Me ha sacado de apuros para mi predicación, sobre todo que me ayuda a mí y a quienes la leen a tener una reflexión diaria de la palabra del Señor. Son reflexiones muy serias, que realmente tocan el corazón y ayudan a la conversión. ¿Cuántas personas se han convertido nada más con leer un solo párrafo de la revista? ¡Muchas! Y para mucha gente que no tiene nada que ver con la iglesia, esta revista es fundamental en su vida.

Yo diría que es una extensión de las Sagradas Escrituras, que tocan el sentir humano de Jesús, y eso enriquece el espíritu de las personas. La utilizamos también los sacerdotes para nuestras homilías. La utilizo yo personalmente cuando doy retiros, para prepararme inmediatamente con la palabra y también para escribir mis artículos. Yo creo que es un gran regalo, ha sido algo muy importante y es algo muy nuestro, muy de familia.

LPEN: ¿Qué mensaje podría dar a los que leen la revista?

Primero, que La Palabra Entre Nosotros les va a dar ciertas bases importantísimas para orar en familia, en su comunidad, para entender mejor la Santa Eucaristía y las homilías de los sacerdotes. Segundo, que ojalá las enseñanzas de la Palabra Entre Nosotros les sirvan para ser "multiplicadores de la paz" y del Evangelio entre los hombres, para que todos podamos ser portadores de esta esperanza y que todos vivamos en ese vínculo de paz, que es tan importante.

LPEN: ¿Qué les diría hoy a los jóvenes hispanos de los Estados Unidos?

Que no tengan miedo de seguir a Cristo. Creo que tenemos que empezar a hablar de un Cristo joven. El mismo Papa Juan Pablo II tenía gran esperanza en ellos y es porque la juventud tiene hoy la palabra. La juventud tiene una gran capacidad de liderazgo. Creo que en este momento necesitamos nuevos tipos de modelos, diferentes de un músico de rock o un artista de cine. Necesitamos líderes católicos jóvenes, comprometidos con la Iglesia y el Evangelio. Creo que eso es lo que Cristo pide.

El joven va a traer un gran cambio y tendrá un gran poder de decisión en nuestros grupos católicos, porque un joven o un grupo juvenil con una iglesia joven que no tenga a Cristo como bandera, no va para ningún lado. Y si los jóvenes no son otros Cristos, estamos en cero, no estamos en nada. Nuestra juventud hoy en día, la iglesia hispana, es admirada y es querida porque es una iglesia joven que está trayendo nueva sangre a este país, dándole nueva vitalidad y eso es importantísimo.

LPEN: Nuevamente, muchísimas gracias, padre, por sus respuestas. Ciertamente la entrevista fue una experiencia renovadora y muy estimulante y estamos seguros de que también lo será para nuestros lectores. Que el Señor lo siga bendiciendo en su importante y valioso ministerio.

El sitio virtual de Mapavi es www.mapavi.org. También existe un "blog" (http://padrehoyos.blogspot.com/) en el que aparecen los artículos que escribe el Padre Hoyos.

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