La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Enero 2025 Edición

La esperanza no defrauda

Queridos hermanos:

La esperanza no defrauda: Queridos hermanos:

¡Feliz año nuevo! El pasado 24 de diciembre de 2024, el Papa Francisco abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro en Roma. De esta forma dio inicio al Jubileo de 2025, cuyo mensaje central es la esperanza.

Vivimos en un mundo que —cada día más— parece estar envuelto en las tinieblas. La violencia, las guerras, las enfermedades y los desastres naturales que aquejan a las personas en todos los rincones del planeta pueden conducirnos a perder la esperanza. Estas circunstancias han llevado a muchos a alejarse de Dios.

Pero el apóstol San Pablo, quien debió enfrentar mucho sufrimiento en su ministerio de predicar el evangelio, nos ofrece palabras de consuelo: “También nos gloriamos de los sufrimientos; porque sabemos que el sufrimiento nos da firmeza para soportar, y esta firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos llena de esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5, 3-5).

Pablo sabía que esta esperanza que provenía de Dios nunca iba a fallarle, porque está cimentada en la fidelidad de Jesucristo, ¡y esa esperanza nunca defrauda!

Peregrinos de esperanza es el tema que el Papa Francisco eligió para este Jubileo. El Santo Padre desea que durante este año todos podamos peregrinar hacia un “encuentro vivo y personal con el Señor Jesús” (Spes non confundit, 1). Y en este peregrinaje caminamos animados por la promesa que nos hizo Jesús: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 20). Esta promesa debe llenarnos de esperanza, porque, a pesar de las dificultades que encontremos por este camino, podemos confiar en que él va a nuestro lado fortaleciéndonos y ofreciéndonos su gracia.

Hermanos, quiero animarlos a que durante este año pidan al Señor que llene su corazón con el don de la esperanza. Confío en que los artículos de esta edición les ayuden a fortalecer esa esperanza aun en medio de las situaciones difíciles que puedan enfrentar en su vida. Y que todos podamos acoger las palabras del Santo Padre: “Dejémonos atraer desde ahora por la esperanza y permitamos que a través de nosotros sea contagiosa para cuantos la desean. Que nuestra vida pueda decirles: ‘Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor’ (Sal 27,14). Que la fuerza de esa esperanza pueda colmar nuestro presente en la espera confiada de la venida de Nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la alabanza y la gloria ahora y por los siglos futuros” (Spes non confundit, 25).

Finalmente, deseo hacer una mención especial del artículo Del budismo al catolicismo, que encontrarán en la sección de atrás de esta edición y que fue escrito por nuestro exdirector editorial, Luis Quezada, a quien agradezco que siga colaborando con nosotros.

Pido al Señor que derrame su bendición y esperanza sobre todos ustedes en este nuevo año.

María Vargas, Directora Editorial
editor@la-palabra.com

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