La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Dic/Ene 2009 Edición

El mensajero de la esperanza

Palabras del Papa Benedicto XVI en su visita a los Estados Unidos en abril de 2008

En español en la Misa que presidió en el Nationals Stadium de Washington DC:

”Queridos hermanos y hermanas de lengua española: Deseo saludarles con las mismas palabras que Cristo Resucitado dirigió a los apóstoles: “Paz a ustedes.” Que la alegría de saber que el Señor ha triunfado sobre la muerte y el pecado les ayude a ser, allá donde se encuentren, testigos de su amor y sembradores de la esperanza que Él vino a traernos y que jamás defrauda.

”No se dejen vencer por el pesimismo, la inercia o los problemas. Antes bien, fieles a los compromisos que adquirieron en su bautismo, profundicen cada día en el conocimiento de Cristo y permitan que su corazón quede conquistado por su amor y por su perdón.

”La Iglesia en los Estados Unidos, acogiendo en su seno a tantos de sus hijos emigrantes, ha ido creciendo gracias también a la vitalidad del testimonio de fe de los fieles de lengua española. Por eso, el Señor les llama a seguir contribuyendo al futuro de la Iglesia en este País y a la difusión del Evangelio. Sólo si están unidos a Cristo y entre ustedes, su testimonio evangelizador será creíble y florecerá en copiosos frutos de paz y reconciliación en medio de un mundo muchas veces marcado por divisiones y enfrentamientos. La Iglesia espera mucho de ustedes. No la defrauden en su donación generosa: ‘Lo que han recibido gratis, denlo gratis’.”

En la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York:

“En nombre de la libertad debe haber una correlación entre derechos y deberes, por la cual cada persona está llamada a asumir la responsabilidad de sus opciones, tomadas al entrar en relación con los otros.

“En mi reciente Encíclica Spe salvi, he subrayado ‘que la búsqueda, siempre nueva y fatigosa, de rectos ordenamientos para las realidades humanas es una tarea de cada generación’ (n. 25). Para los cristianos, esta tarea está motivada por la esperanza que proviene de la obra salvadora de Jesucristo. Precisamente por eso la Iglesia se alegra de estar asociada con la actividad de esta ilustre Organización, a la cual está confiada la responsabilidad de promover la paz y la buena voluntad en todo el mundo.”

Mensaje a los jóvenes en Nueva York:

“La luz de la fe les impulsará a responder al mal con el bien y la santidad de vida, como lo hicieron los grandes testigos del Evangelio a lo largo de los siglos. Ustedes están llamados a continuar esa cadena de amigos de Jesús, que encontraron en su amor el gran tesoro de sus vidas. Cultiven esta amistad a través de la oración, tanto personal como litúrgica, y por medio de las obras de caridad y del compromiso por ayudar a los más necesitados. Si no lo han hecho, plantéense seriamente si el Señor les pide seguirlo de un modo radical en el ministerio.

Discurso a líderes no católicos en Nueva York:

“Con mucha frecuencia los no cristianos, al ver la fragmentación de las comunidades cristianas, quedan confundidos con razón sobre el mensaje mismo del Evangelio. A veces las creencias y comportamientos cristianos fundamentales son modificados dentro de las comunidades por las así llamadas “acciones proféticas”, basadas en una hermenéutica (interpretación) no siempre en consonancia con la Escritura y la Tradición. Como consecuencia, las comunidades renuncian a actuar como un cuerpo unido, y prefieren en cambio actuar según el principio de “las opciones locales”. En este proceso, se pierde la necesidad de una koinonia diacrónica —la comunión con la Iglesia de todos los tiempos— precisamente en el momento en el que el mundo ha perdido su orientación y necesita testimonios comunes y convincentes del poder salvador del Evangelio.

“Demos gracias a Dios por los progresos realizados por la acción del Espíritu, y reconozcamos con gratitud los sacrificios espirituales ofrecidos por tantos como están presentes y por cuantos nos han precedido. Caminando tras sus huellas y poniendo la confianza sólo en Dios, espero que —haciendo mías las palabras del Padre Paul Wattson— alcanzaremos la “unidad de esperanza, de fe y de amor”, la única que puede convencer al mundo de que Jesucristo es el enviado del Padre para la salvación de todos.”

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