La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Diciembre 2013 Edición

¿Conoces a Jesucristo?

Reflexiones de un teólogo sobre la persona del Hijo de Dios

Por: el padre Jorge Loring, S.J.

¿Conoces a Jesucristo?: Reflexiones de un teólogo sobre la persona del Hijo de Dios by el padre Jorge Loring, S.J.

Los Evangelios nos describen a un ser excepcional, a un hombre que en sólo tres años de vida pública, en un radio de acción de escasos kilómetros, trastornó al mundo, de modo que el tiempo se divide en los siglos que le esperaron y los que siguen a su venida.

Cristo iluminó con su doctrina la vida del hombre con visión de eternidad, y transformó los valores del pensamiento humano.

Jesucristo es el hombre más grande de la historia. Genios como Calderón de la Barca y Miguel Ángel, militares como César y Napoleón, después de su muerte, han sido admirados; pero no amados. Jesucristo es el único hombre que ha sido amado más allá de su tumba. A los dos mil años de su muerte, legiones de hombres y mujeres, dejando su familia paterna y su familia futura, sus riquezas y su patria, despojándose de todo, han vivido sólo para él.

Jesucristo ha sido amado con heroísmo. Millares y millares de mártires dieron por él su sangre. Millares y millares de santos centraron en él su vida. Santos de todos los tiempos, de todas las edades, de todas las clases sociales. Unos con corona de reyes, y otros con los pies descalzos; unos con hábito de monje, y otros con cinturón de soldado; unos con chaqueta y corbata, y otros con manos encallecidas de obrero; muchachos de corazón puro, y muchachas de mirada limpia y andar recatado. Todos éstos le amaron heroicamente y alcanzaron la corona de la inmortalidad.

Jesús ha sido también el hombre más combatido de la humanidad. ¿Qué tendrá este hombre que murió hace dos mil años y que hoy molesta a tantos vivos?

Jesucristo “hubiera quedado ignorado para siempre si de él no hubiera salido el cristianismo. (...)Su tentativa hubiera quedado para siempre en silencio, si no hubiera llegado a ser la Iglesia” (Pierre Grelot, Introducción a los Libros Sagrados).

Jesús vivió la mayor parte de su vida como un obrero, ganando su sustento con el sudor de su frente y el trabajo de sus manos. Ejercía el oficio de carpintero en un taller humilde y alegre de Nazaret. De este modo dignificó y ennobleció el trabajo.

Cristo, como dice la Biblia: “Se hizo igual al hombre en todo menos en el pecado” (Hebreos 4, 15). Cuando san Pablo dice que Cristo “se hizo pecado por nosotros” (2 Corintios 5, 21) se refiere a que tomó sobre sí la pena debida por nuestros pecados; pero no la culpa, lo cual sería incompatible con la infinita bondad de Dios.

Cuando Jesucristo tenía unos treinta años comenzó a predicar su doctrina. Sanó milagrosamente a muchísimos enfermos y remedió a necesitados. Su vida pública puede resumirse en estas palabras de san Pedro: “Pasó haciendo el bien” (Hechos 10, 38).

Por eso muchos le seguían como discípulos. De entre ellos eligió a doce para formarlos especialmente y para que, al faltar él, continuaran su obra.

La vida y doctrina de Jesucristo son para nosotros un ejemplo de lo que tenemos que hacer para alcanzar el Reino de los Cielos, es decir, para salvarnos. Él nos enseña el camino del cielo. n

Extractado del libro “Para Salvarte” del padre jesuita Jorge Loring, S.J. (jorgeloring@gmail.com), páginas 232-233. Usado con permiso.

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