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Octubre 2014 Edición

Carta del Editor - Octubre 2014

Por: Luis Quezada

Carta del Editor - Octubre 2014 by Luis Quezada

Queridos hermanos en Cristo:

Cuando yo tuve mi experiencia de conversión, hace ya muchos años, se me llenó el corazón de tanta alegría, júbilo y gozo que no cabía en mí mismo. Era tanto el gozo que sentí al darme cuenta de que había sido perdonado, amado y salvado por el Señor, sin que lo mereciera por supuesto, que todo lo demás fue perdiendo importancia.

Pero después de empezar a bajar de la cima de aquel monte espiritual, me fui dando cuenta de que las demás cosas no habían cambiado: el trabajo personal, las obligaciones familiares, los problemas de la sociedad y tantas otras cosas. Sin embargo, empecé a contemplar esas situaciones con ojos de fe, sabiendo que detrás de todo, estaba la mano compasiva y amorosa de mi Señor, y fue surgiendo en mí la confianza segura de que, al final, todo iba a estar bien.

La batalla espiritual. Una de las dificultades de la vida cristiana, de la que no me había percatado al principio, era que en realidad hay una guerra espiritual permanente que se libra más allá de los ojos físicos, tan real y tal vez más peligrosa, que cualquier conflicto armado del día de hoy.

Era la guerra entre el bien y el mal, en la que el enemigo de Dios ataca sin piedad a la Iglesia de Jesucristo, tanto a nivel individual de los fieles, como colectivo de todo el Cuerpo de Cristo. Es una guerra a muerte, en la que todos estamos involucrados sepámoslo o no, querámoslo o no.

Lo bueno es que el Señor nos ha dado todos los elementos, instrumentos, armas y herramientas que necesitamos para salir airosos de esta batalla. Y como lo dice el Señor resucitado, “A los que salgan vencedores les daré un lugar conmigo en mi trono” (Apocalipsis 3, 21). ¿Qué más podemos pedir?

Otros temas. Uno de los ámbitos en que más ataque sufren los cristianos hoy es en la vida matrimonial y en el amor fiel y abnegado que se deben mutuamente los esposos. Pero hay ejemplos, muy laudables, de matrimonios que han superado estas dificultades, como lo vemos en uno de los artículos de la revista. Para llegar a triunfar de esta forma, se necesita la conversión personal de cada uno, y eso lo vemos también en uno de los artículos que incluimos en esta revista.

Hagamos, hermanos lectores, todo lo que esté de nuestra parte para animar al Cuerpo de Cristo para luchar en defensa del bien y la verdad. Que el Señor los bendiga,

Luis Quezada, Director Editorial | Escriba una correo al Editor

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