La Palabra Entre Nosotros (en-US)

Ago/Sep 2010 Edición

Señor, quédate conmigo

Oración para rezarla ante el Santísimo Sacramento

Por: Padre Rogelio J. Bourgea, S.M.

El padre Rogelio compuso esta oración en español y dice: “Mi hora delante del Santísimo Sacramento cada mañana es muy importante para mí. Quisiera ayudar a otras personas a que disfruten de esta oración también, si no por una hora, al menos por quince minutos.”

Te amo mucho, Señor; quédate conmigo. Te necesito, Señor, quédate conmigo. Porque sólo Tú eres mi roca, mi protección, mi escudo, mi defensor. Señor, quédate conmigo.

Camino contigo, Señor, y me siento muy seguro porque sé que estás a mi lado, quédate conmigo. Porque sólo Tú eres mi refugio, Señor, donde puedo esconderme de todo peligro, ansiedad o preocupación en mi vida, donde puedo encontrar la paz interior, la seguridad y la tranquilidad que necesito. Señor, quédate conmigo.

Porque sólo Tú eres mi fuerza, Señor, el poder de hacer lo que debo hacer y evitar lo que debo evitar. Contigo yo puedo hacer todo, pero sin Ti no puedo hacer nada. Estoy seguro de eso, porque sólo Tú eres mi redentor. Señor, quédate conmigo.

Has derramado tu sangre por mí para pagar la deuda de mis pecados, una deuda muy grande y la has pagado con tu sangre. Has lavado las manchas de todos mis pecados con tu sangre y has sufrido el castigo que yo merecía por mis pecados para darme una vida nueva, una vida que vale la pena, que tiene un proyecto, que tiene un fin glorioso. Señor, quédate conmigo. Y estoy experimentando esta vida nueva ahora y me da mucha confianza en Ti, Señor, porque sólo Tú eres mi Salvador. Señor, quédate conmigo.

Me has salvado, me has liberado, me has sacado de la muerte, de mi egoísmo y has abierto las puertas del cielo para mí. No estoy más encarcelado por mis adicciones, mis compulsiones, ni las tentaciones graves que tenía antes. Estoy libre, Señor. Gracias por este gran regalo de la libertad, porque sólo Tú eres mi esperanza, Señor, que me da la confianza de seguir adelante sin miedo, ni ansiedad ni preocupación, con mucha fe y confianza en Ti. Señor, quédate conmigo.

Gracias, Señor, por los regalos de la fe y la confianza que tengo en Ti, porque me libran de muchas preocupaciones y ansiedades que tenía en mi vida. Porque sólo Tú eres mi ayuda. Señor, quédate conmigo.

Camina conmigo, Señor, a mi lado, paso a paso, mano a mano, cara a cara. Te necesito, Señor. Porque sólo Tú eres mi guía, la luz en la oscuridad, el mapa en mi confusión, el maestro en mi ignorancia. Ilumíname el camino, Señor, muéstrame tu camino. Ponme sobre tu camino y dirígeme, porque lo necesito. Yo sé que tu camino es lo mejor para mí, confío en él, porque sólo Tú eres mi paz interior, mi seguridad, mi tranquilidad. Señor, quédate conmigo.

Gracias, Señor, por el buen sueño que me diste anoche, y te pido por tantas personas que no pueden dormir a causa de su enfermedad, el dolor del cuerpo, la ansiedad o la preocupación de la mente, o por falta de un lugar seguro para dormir, una casa segura, una cama cómoda, un lugar tranquilo. Ellos duermen en el suelo, sobre tablas duras, sin protección ninguna de la temperatura extrema, del ruido o aún de la violencia. Dales, Señor, el descanso que necesitan.

Gracias, Señor, por mi vida. Mi vida es tuya, úsame como Tú quieras. Guíame a las personas que me necesiten hoy. Antes estaba preparado para morir, pero ahora quiero vivir; quiero usar mi vida para inspirar a otras personas a que tengan más confianza en Ti, Señor.

Gracias, Señor, por mi salud, por cada miembro de mi cuerpo que está sano. Te doy gracias porque cada miembro es un regalo tuyo. Gracias, Señor, por la recuperación rápida que me das siempre cuando estoy enfermo. Gracias, Señor. Te pido solamente [mencionar aquí las intenciones personales], pero no como yo quiero, sino como Tú quieres. Estoy seguro de que me vas a dar todo lo que necesito, Señor.

Confío en Ti, Señor. Gracias por este tiempo de descanso enfrente de Ti. Que nunca olvide que este tiempo contigo es lo más importante de cada día. Lo necesito para renovar y reforzar mi relación contigo, Señor. Que nunca cambie este tiempo para hacer otra cosa. Sáname, Señor, completamente; cúrame, dame fuerzas, dame tu energía, tu vitalidad, tu amor y tu paciencia, Señor.

Ayúdame a verme como Tú me ves, Señor. Saca de mí todo orgullo, egoísmo, odio o deseo de venganza. Cierra mi boca, Señor, cuando me preparo para decir algo ofensivo. Quiero ser una imagen tuya, Señor. Quiero reflejarte en mi vida; pensar, hablar y actuar como Tú; quiero entregar mi vida totalmente en tus manos, a tu voluntad, Señor.

Me has dado mi vida como [religioso-a, sacerdote, padre, madre, esposo-a] y has protegido mi vida del mucho daño en que yo la ponía, y la has rescatado del gran daño en que la puse. Gracias, Señor, por tu protección y por tu rescate, porque sin tu ayuda, yo estaría completamente perdido.

He gastado mucho tiempo en mi vida, Señor, haciendo cosas contrarias a mi vocación y me arrepiento mucho. He dañado a muchas personas con mis palabras y acciones egoístas y por la falta de paciencia y caridad hacia ellas. Quisiera reparar el daño que yo he causado a otras personas, pero no puedo hacerlo directamente. Por eso te pido, Señor: Repara el daño que he causado a estas personas; dales una abundancia de tu gracia, ayúdalas a comprender y perdonar.

Gracias, Señor, por tu amor incondicional y por tu paciencia conmigo, por tu comprensión de mis debilidades, mi inmadurez, mi ignorancia, mi falta de atención a Ti. Estabas a mi lado, llamándome y no me di cuenta; no sabía que estabas a mi lado. Estaba tan ocupado con mis placeres que te ignoré, no te oí, Señor, y por eso me arrepiento mucho. Gracias, Señor, por tu compasión, tu misericordia y tu perdón. Ahora yo sé que estás a mi lado, siempre dispuesto a escucharme y ayudarme. Señor, quédate conmigo. Amén. n

El Padre Rogelio es sacerdote marista, de la Sociedad de María, y a sus 77 años de edad, trabaja como capellán en un hospital de Boston.

Comentarios