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Junio 2016 Edición

El milagro de Pietro

Curación milagrosa por intercesión de San Luis Martin y Santa Celia Guerin

El milagro de Pietro: Curación milagrosa por intercesión de San Luis Martin y Santa Celia Guerin

La mañana del 25 de mayo de 2002, el quinto hijo de la familia Schiliró llegaba al mundo en el hospital San Gerardo de Monza, en Italia. La alegría del nacimiento, sin embargo, se disipó en instantes cuando el pequeño Pietro Schiliró debió ser trasladado a la unidad de cuidados intensivos con una insuficiencia respiratoria debido a un “síndrome de aspiración de meconio” (una grave afección que ocurre cuando al nacer el bebé aspira una mezcla de meconio, es decir parte de sus propias heces, y líquido amniótico hacia los pulmones).

En la mayoría de los casos el tratamiento oportuno de esta grave condición permite la recuperación de los bebés, pero en esta ocasión el daño había sido de tal magnitud, que sólo Dios podría variar el fatal pronóstico médico. Adela y Walter, los afligidos padres del pequeño, esperaban que de alguna manera se solucionara el problema, pero los médicos diagnosticaron que Pietro estaba condenado a morir. Incluso, uno de los médicos manifestó que no había solución desde el punto de vista científico, y que se extraerían muestras post mortem para exámenes futuros.

“Esto nos recordó que teníamos un Padre bueno — expresó más tarde Adela— y que podíamos atrevernos a pedir que Pietro se curara, sin pretender que el Señor hiciese lo que deseábamos nosotros, pero seguros de que podía hacerlo.”

Bautizo y novena. En esas horas de angustia le pidieron al padre Antonio Sangalli, amigo de la familia, que bautizara al pequeño Pietro. Tras el bautismo, el doctor Esteban Farina solicitó a los padres que autorizaran hacer una biopsia de los pulmones del niño, pues el equipo médico temía que hubiera algo más grave. Más tarde concluyeron que el examen macroscópico no era prometedor y se hablaba de una malformación congénita debido a la insuficiente maduración pulmonar.

El padre Antonio acompañó diariamente a los sufrientes padres. Un día les entregó una estampita con la imagen de dos personas, y les explicó: “Son los esposos Luis y Celia Martin, los padres de Santa Teresita de Lisieux. Récenles esta novena. Ellos perdieron a cuatro hijos y pueden ayudarles en su sufrimiento.”

Ante la terrible posibilidad de que su pequeñito no sobreviviera, Adela y Walter, decidieron acudir a Dios sin vacilación: “Pongamos entonces nuestra esperanza en el Señor. Pidamos la curación de Pietro por intercesión de los esposos Martin.”

Mientras los pulmones del niño apenas se sostenían gracias a la ventilación artificial, los padres se dedicaron a pedir personalmente la ayuda de amigos, colegas, médicos, vecinos y conocidos para rezar en común la novena a los padres de Santa Teresa de Lisieux pidiendo la curación de Pietro (ver la novena en: www.steresita.com/archivos/Novena%20Luis%20y%20Celia.pdf). Mucha fue la gente que rezó la novena.

Sucede el milagro. Al mes de haber nacido, la salud de Pietro aún no mejoraba. Seguros de que no había esperanza alguna, los médicos pensaban que se trataba sólo de la prolongación de un sufrimiento inútil. “Les faltaba la apertura a la posibilidad de que el Misterio de Dios interviniese —afirma la madre de Pietro— Entonces, rezamos varias veces la novena a los esposos Martin.” Bastó que pasaran unos pocos días para que aconteciera lo extraordinario.

A la mañana del 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo, una enfermera vino corriendo al encuentro del matrimonio Schiliró anunciando a viva voz: “¡Ha sucedido un milagro, un milagro!” Esta es la frase que quedó grabada en los corazones de todos. Por primera vez, era posible reducir el porcentaje de oxígeno que se “bombeaba por el respirador del 100% al 70%.” Pocos días más tarde, el 2 de julio, Pietro ya respiraba por sí mismo y el 27 del mismo mes regresaba a casa, en medio del júbilo de todos. Los médicos dijeron que la curación del niño era algo sorprendente… .

Casi un año más tarde, el 10 de junio de 2003, después de decenas de testimonios, entre ellos de siete médicos, el entonces Arzobispo de Milán, Cardenal Dionigi Tettamanzi, reconoció el origen milagroso de esta curación. Hoy día, Pietro es un niño normal de 14 años, que juega, va al colegio y sabe muy bien que el milagro de su curación se lo debe a la intervención de los esposos Martin.

Los padres de Pietro le relataron la curación milagrosa al padre Antonio y así fue como éste se convirtió en el vice postulador para la beatificación de los esposos Luis y Celia Martin. Satisfechas las investigaciones de la Iglesia y aprobado el proceso por el Santo Padre, la Iglesia beatificó el 19 de octubre de 2008 a los padres de Santa Teresa de Lisieux.

El “abrazo” de Jesús en los brazos del Papa. “Todas las noches, en familia, rezamos la oración de los esposos Martin para cuantos nos lo piden. También rezamos por el Papa, los sacerdotes y muchísimos más” dicen los padres de Pietro, que comprenden muy bien lo que significa entregarse en manos de la Divina Providencia. “Decimos a todos los padres de niños enfermos que se acerquen a Cristo y a sus Santos; que les pidan, porque el Señor es un Padre bondadoso. Y hay que tener fuerza para comprender que todo lo que nos pasa es por nuestro bien. Durante la prueba, el Señor exige mucho de nosotros, pero si en él ponemos nuestra esperanza y nuestra confianza, el Señor nos devolverá más todavía. Antes de todo, hay que pedir la conversión del corazón, que es lo más importante.”

A los doce años de la curación del pequeño Pietro Schiliró, el niño y su familia tuvieron la alegría de reunirse con el Papa Francisco, el 29 de marzo de 2014, en el transcurso de un encuentro del Sumo Pontífice con personas minusválidas… como Pietro, que tiene algún grado de deficiencia auditiva.

“Durante la audiencia —cuenta el propio Pietro— el Papa vino y ¡se acercó mucho a nosotros! Papá y mamá le saludaron y mamá le dijo que siempre rezamos por él. Después, él me abrazó y me eché a llorar. Me estrechó contra él y me besó. Por el abrazo se me salió el audífono y cayó al suelo ¡y el Papa se agachó para recogerlo!

“Mi padre le explicó al Papa que yo había sido curado por un milagro concedido por el Señor por la intercesión de los esposos Luis y Celia Martin y ¡él se alegró mucho! Sonrió y nos dijo: ‘Sé que hay otro milagro que está en estudio. ¡Estoy muy contento!’ Y con una gran sonrisa me dijo: ‘¡Puedes irte, y no llores más!’ Le dimos un gran abrazo y le dijimos adiós… Después de saludar a todo el mundo y al salir de la sala, me miró, me apuntó con el dedo y me hizo el signo de ¡Ok! Todavía me emociono mucho al recordarlo, pero estoy muy contento por el abrazo del Papa, ¡porque para mí ha sido como encontrarme con Jesús! Nunca lo olvidaré.”

El otro milagro al que se refería el Santo Padre era el de Carmen, una pequeña niña española que al nacer prematuramente en 2008 presentó una grave hemorragia cerebral y varias complicaciones pulmonares y del corazón y para quien los médicos habían dictaminado “lo peor.” Los padres de Carmen también pidieron la intercesión de los entonces beatos Luis y Celia Martin, rezando devotamente la novena. Así, tras el rezo de la novena con gran devoción, la pequeña Carmen sanó de manera milagrosa, al punto de que los diferentes médicos confesaron que se trataba de “algo extraordinario.”

Este segundo milagro dio como resultado, en 2015 y por primera vez en la historia, la canonización de un matrimonio, el de San Martin y Santa Celia Guerin, los padres de Santa Teresita de Lisieux.

Adaptado de artículos publicados en www.portaluz.org, http://louiszeliemartin-alencon.fr/es/ y es.gaudiumpress.org.

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